Javier Reverte reedita sus tres novelas sobre el coraz¨®n de Centroam¨¦rica
Guatemala, Honduras y Nicaragua centran unos libros "muy queridos"
"El g¨¦nero me elige a m¨ª". As¨ª explica Javier Reverte, celebrado autor de libros de viajes (El sue?o de ?frica, El coraz¨®n de Ulises...), el hecho de que sus periplos por Centroam¨¦rica en los a?os ochenta acabaran desembocando en tres novelas. Reverte fue a Nicaragua, Honduras y Guatemala para hacer reportajes de prensa, pero el sufrimiento que vio, la alegr¨ªa de aquella gente com¨²n sometida a guerras y cat¨¢strofes, y su capacidad de lucha le convencieron: "Reflejar todo ese caos dram¨¢tico con vigor y hondura requer¨ªa ficci¨®n, literatura".
Eso hizo, y por tres veces, al escribir Los dioses debajo de la lluvia, El arma de Copal y El hombre de la guerra, una triada que pas¨® casi inadvertida al ser publicada en su d¨ªa (entre 1986 y 1992), y que ahora, al rebufo de los ¨¦xitos de Reverte, ha reeditado Plaza y Jan¨¦s en un solo volumen titulado Trilog¨ªa de Centroam¨¦rica.Reverte explic¨® ayer en Casa de Am¨¦rica que la trilog¨ªa contiene tres de sus libros m¨¢s queridos, de los que m¨¢s orgulloso est¨¢: "Es como si me hubieran devuelto un hijo". Pese a ello, matiz¨®, los ha retocado un poco, aligerando el lenguaje para hacerlo m¨¢s austero, y quitando algunos personajes, de actualidad entonces, que cayeron en el olvido.
Las novelas tratan de bucear en la verdad compleja del caos de esos pa¨ªses, de hurgar en el coraz¨®n de los hombres, "un ¨®rgano lleno de complejidad que, con la cabeza, es el que distingue a unos hombres de los otros. No importa la raza, el color, la educaci¨®n, la apariencia. Lo que cuenta es si los hombres son buenos o malos, inteligentes o tontos. Durante los viajes he visto muchos analfabetos list¨ªsimos, buen¨ªsimas personas de todos los colores. Y a lo mejor mi vecino de escalera, que es de mi mismo color y ha estudiado conmigo, es un perfecto canalla".
Reverte intenta trasladar el lenguaje de cada zona geogr¨¢fica con la mayor fidelidad posible. Quiz¨¢ como una forma de acercarse m¨¢s a sus personajes. "Quer¨ªa hablar de almas y de contradicciones, de la capacidad de sobrevivir al dolor, de la muerte y de c¨®mo el amor es posible incluso en esas condiciones imposibles; de todo eso que, de repente, convierte a los hombres en seres perplejos".
Cuenta que trabaj¨® en la documentaci¨®n de las novelas sin ¨¢nimo militante, ech¨¢ndole "la cara dura de los periodistas", preguntando mucho, leyendo cosas, yendo a bares, discotecas o corridas de toros si hac¨ªa falta, tomando muchas notas y pas¨¢ndolas a limpio por la noche para que nada se olvidara. "Disfruto igual viajando que escribiendo. Son dos actos supremos de libertad en los que s¨®lo rindes cuentas contigo mismo. Y un intento vano de detener el tiempo".
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