Cocinera en Uruguay, falsificadora en Francia Delgado
Iriondo vivi¨® en Montevideo, donde grupos de etarras montaron restaurantes
Rosario Delgado Iriondo encontr¨® durante a?os el descanso en Montevideo, la capital uruguaya a la que en 1986, durante el Gobierno de Julio Sanguinetti, comenzaron a llegar etarras al borde de los 40 a?os y con ganas de llevar una vida menos activa. All¨ª comenzaron a montar restaurantes de comida vasca, tales como el Boga Boga o La Trainera. "Cuando llegamos aqu¨ª quer¨ªamos trabajo, pero con papeles falsos, si lo hac¨ªamos por cuenta ajena, no tardar¨ªan en descubrirnos. Como hab¨ªamos trabajado en el exilio como camareros o cocineros, montamos el restaurante", contaba Delgado Iriondo en 1994, precisamente entre las mesas de La Trainera."Nosotros aqu¨ª no vamos en plan clandestino, porque de haber querido ocultarnos hubi¨¦ramos montado un restaurante chino", confesaba una muy escu¨¢lida Delgado Iriondo. Los etarras refugiados en Uruguay tomaron contacto con el Movimiento Tupamaro. Durante a?os gozaron de la vista gorda de las autoridades de dicho pa¨ªs. "?Por qu¨¦ vamos a detenerlos?, s¨®lo cocinan pescado", ironizaban entonces los responsables de las fuerzas de seguridad de Uruguay.
All¨ª vivieron a?os de tranquilidad y mucho trabajo, seg¨²n la ahora detenida: "Empezamos a trabajar hacia las diez de la ma?ana, cerramos a las tres de la tarde y hasta las siete hablamos con gente y pol¨ªticos. A esa hora volvemos al restaurante y as¨ª hasta las 2.30 de la ma?ana. Nos queda poco para hacer algo ilegal". Lo contaba en el Gure La Trainera, entre decorados de regatas, traineras y escenas costumbristas vascas.
La vida se le comenz¨® a complicar en agosto de 1994, cuando el Gobierno uruguayo de Luis Alberto Lacalle orden¨® su expulsi¨®n del pa¨ªs, muy pocas fechas despu¨¦s de que fueran extraditados a Espa?a otros tres etarras. El 27 de agosto de ese a?o se la pudo ver por las calles de Montevideo, junto al activista C¨¢ndido Ostolaza, en la manifestaci¨®n de repulsa por la muerte de una persona durante los disturbios que sacudieron la capital uruguaya en protesta por las extradiciones. Delgado Iriondo fue incluso portavoz de los extraditados y sus familias.
Asistenta a domicilio
Delgado Iriondo volvi¨® a la clandestinidad. Durante dos a?os supuestamente vivi¨® en una casa en la costa uruguaya, al parecer trabajando como asistenta dom¨¦stica. Pero en noviembre de 1996 fue ayudada a escapar hacia Brasil, donde lleg¨® a residir en las proximidades de S?o Paulo.La supuesta falsificadora de la actual ETA siempre neg¨® en Uruguay, donde estuvo durante 18 meses en prisi¨®n, todos los hechos que la polic¨ªa espa?ola le imputaba: "Me han atribuido hasta 18 muertes, pero la ¨²nica acusaci¨®n en firme al pedir mi entrega ha sido que prest¨¦ asistencia a gente que cometi¨® un homicidio". Fuera verdad o mentira, se mostraba en aquellas fechas satisfecha con su trayectoria. "No me arrepiento de nada. Volver¨ªa a hacerlo", dec¨ªa en aquellos d¨ªas entre volutas de humo de cigarrillo y el olor de los fogones de las cocinas de La Trainera.
En torno a los restaurantes vascos montados por el grupo de etarras de Uruguay siempre rond¨® la sospecha de que recaudaban dinero para alimentar la actividad de la organizaci¨®n terrorista en Espa?a. "Estamos como para hacer el blanqueo que dicen. El local es alquilado y debemos varios miles de d¨®lares a nuestras familias", ironizaba Delgado Iriondo.
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