El buen nombre de los Juegos
Olimpia dio su nombre no s¨®lo a una competici¨®n, sino tambi¨¦n a un ideal atl¨¦tico. Guardar fidelidad a su esp¨ªritu no siempre se ha hecho sin enga?os. Berl¨ªn, en 1936, ofreci¨® los Juegos del fascismo y M¨²nich, en 1972, nos depar¨® los del terrorismo. (...) ?C¨®mo se recordar¨¢n en el futuro los Juegos que se celebran en Sydney? Parece que como los juegos del dopaje, (...) pero hay razones para considerar injusto este veredicto. (...) Puede que la mayor¨ªa de los atletas no usen drogas en absoluto. Es probablemente cierto, pero, dadas las t¨¦cnicas usadas para detectar el dopaje, tambi¨¦n indemostrable. (...) Los Juegos de Sydney mostrar¨¢n una vez m¨¢s que un rendimiento no necesariamente siempre superior puede estar m¨¢s cerca de los l¨ªmites de lo que el hombre puede lograr. Antes, los r¨¦cords eran batidos, si no con soltura, s¨ª con regularidad. El ritmo de mejora se ha frenado, as¨ª como la cantidad que puede ser ara?ada a un segundo o a un cent¨ªmetro es cada vez m¨¢s peque?a. (...)
Si los atletas corren, saltan y lanzan en la actualidad casi tan bien como en un estado de perfecci¨®n humana, ?qu¨¦ seguir¨¢ m¨¢s tarde? (...) Samaranch fue una vez justamente vilipendiado por sugerir que podr¨ªa permitir a los atletas tomar algunas drogas para mejorar el rendimiento. Por lo menos ¨¦l era consciente de que la demanda de r¨¦cords mundiales puede hacer del dopaje una exigencia. ?sa es una alternativa para el futuro ol¨ªmpico. La otra es la aceptaci¨®n sana de que quiz¨¢s ya no veremos mayores logros en el futuro. Esta ¨²ltima alternativa casa mejor con el ideal ol¨ªmpico. (...)
Londres, 15 de septiembre
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.