Comienza la cosecha

, El lento arranque del deporte espa?ol en Sydney s¨®lo produc¨ªa satisfacci¨®n en la compa?¨ªa de seguros que ha firmado con el COE la previsi¨®n de medallas. Se hablaba de decepci¨®n despu¨¦s de dos jornadas, con el des¨¢nimo propio de los pa¨ªses que no se caracterizan por su tradici¨®n en los Juegos. La de Espa?a es tan reciente que todav¨ªa permanecen los complejos anteriores a Barcelona 92. En el tercer d¨ªa, cambi¨® el signo. Isabel Fern¨¢ndez, campeona del Mundo, venci¨® en su categor¨ªa -hasta 58 kilos- y dio la primera medalla al deporte espa?ol. Poco antes, Nina Yivan¨¦vskaia hab¨ªa obtenido el bronce en los 100 metros espalda.

Yivan¨¦vskaia particip¨® con el equipo ruso en los Juegos de Barcelona y Atlanta. Es una de las muchas estrellas del deporte ruso que ha emigrado a otros pa¨ªses. Su caso merece atenci¨®n porque es el contrario al de Niurka Montalvo e Iv¨¢n P¨¦rez, que fueron vetados por Cuba para participar en los Juegos, decisi¨®n que atenta contra la libre circulaci¨®n de las personas, un derecho b¨¢sico que encuentra muchas trabas en todos los ¨®rdenes de la vida. Pero la pol¨ªtica manda y ofrece paradojas. Un tribunal del COI acept¨® el recurso contra el veto al pirag¨¹ista ?ngel P¨¦rez, residente en EE UU desde hace nueve a?os, y le dejar¨¢ competir con el equipo estadounidense de pirag¨¹ismo. Con Montalvo y el waterpolista Iv¨¢n P¨¦rez no ha ocurrido lo mismo.

La jornada ofreci¨® un momento inesperado en el Acuatics Center, donde se congregaron 17.000 personas para celebrar la tercera victoria de Ian Thorpe, protagonista indiscutible de los Juegos. Hab¨ªa sido tan exagerada su superioridad en los ¨²ltimos tiempos que nadie pod¨ªa esperar una sorpresa. Pero el de ayer fue un d¨ªa para recordar: Pieter Van den Hoogenband venci¨® al australiano en la final de 200 metros. El nadador holand¨¦s no se dej¨® impresionar por el mito que se ha creado en estos Juegos. Desde el comienzo de la carrera estuvo por delante del australiano, que entr¨® en crisis en los ¨²ltimos 50 metros. Humano de repente, Thorpe pag¨® el exceso de pruebas que ha disputado en los tres primeros d¨ªas. El calendario ha oficiado contra ¨¦l. En cualquier caso, la victoria de Van den Hoogenband tiene un car¨¢cter ejemplar: nada es seguro en el deporte. El holand¨¦s no se admiti¨® como derrotado y encontr¨® un premio extraordinario en la piscina de los r¨¦cords.