Una respuesta verde y solidaria
Estamos siendo testigos de los inicios de lo que ser¨¢n los largos y conflictivos coletazos de la ¨¦poca del petr¨®leo. Por doloroso de aceptar que sea para algunos, probablemente los precios de la gasolina y del gasoil ya no van a bajar de forma significativa nunca m¨¢s (salvo transitoriamente, en per¨ªodos cada vez m¨¢s breves iniciados con una ca¨ªda de la demanda). Habr¨¢ que ir acostumbr¨¢ndose al hecho de que ya no volver¨¢n los tiempos de cuando esta fuente energ¨¦tica, producto de millones de a?os de actividad de la naturaleza, se vend¨ªa a precio de saldo. S¨ª, es cierto que queda crudo para unas cuantas d¨¦cadas m¨¢s, pero la enorme demanda de la econom¨ªa mundial ya ha comenzado a forzar la capacidad de producci¨®n y la cantidad de petr¨®leo que puede ser extra¨ªda de la tierra cada a?o est¨¢ llegando a su cima. Las subidas de los precios del petr¨®leo denotan una escasez del producto, tanto en t¨¦rminos econ¨®micos como en t¨¦rminos geof¨ªsicos. Seg¨²n muchos expertos la ¨²nica manera de controlar el precio del barril es limitar la demanda y promocionar otras fuentes de energ¨ªa, lo que coincide con la estrategia de que es urgente hacer frente a uno de los problemas ecol¨®gicos m¨¢s graves a que se enfrenta la humanidad: el cambio clim¨¢tico.Se pueden montar protestas y organizar huelgas o boicots a favor de precios m¨¢s baratos pero todo ello no evitar¨¢ la imperiosa necesidad de aflojar la presi¨®n f¨¦rrea del petr¨®leo sobre nuestra econom¨ªa. Incluso, un ligero abaratamiento de los precios de los carburantes s¨®lo prolongar¨ªa la agon¨ªa y los problemas, empeorando las negativas consecuencias ambientales, sanitarias y sociales del uso masivo de los combustibles f¨®siles. Adem¨¢s, ser¨ªa contraproducente. Porque una reducci¨®n del precio estimular¨ªa m¨¢s la demanda del producto y acabar¨ªa empujando al alza a¨²n m¨¢s el precio del barril de petr¨®leo.
Lo que piden las plataformas sociales contra la subida de los carburantes -con el sorprendente apoyo de sindicatos y partidos de izquierda- es una bajada indiscriminada de los impuestos indirectos que se pagan sobre los carburantes. Estas revindicaciones no plantean ninguna diferenciaci¨®n social en sus objetivos e ignoran completamente las implicaciones de destrucci¨®n ecol¨®gica (en un pa¨ªs donde las emisiones de CO2 han aumentado un 29% en la ¨²ltima d¨¦cada, desoyendo los compromisos internacionales de reducci¨®n) cuando estudios macroecon¨®micos de instituciones mundiales constatan que por cada 10% de aumento de precio acaba reduciendo el consumo en un 2,5%. Bajar la presi¨®n fiscal sobre los carburantes es una propuesta socialmente regresiva y poco o nada solidaria en t¨¦rminos de desigualdades sociales porque trata a los grandes y los peque?os, los ricos y los m¨¢s pobres, como iguales. Tampoco considera las implicaciones para el bienestar social colectivo de la gran p¨¦rdida de ingresos fiscales que pasar¨ªan del estado a manos particulares. Se mire por donde se mire es una propuesta social y ecol¨®gicamente insostenible.
En cambio, una respuesta verde y solidaria a la crisis de carburantes ser¨ªa una transici¨®n m¨¢s acelerada y socialmente m¨¢s equitativa de la actual era del petr¨®leo hacia una nueva y necesaria era m¨¢s basada en las energ¨ªas renovables y no contaminantes. Ser¨ªan necesarias medidas espec¨ªficas y progresivas para proteger a las personas y grupos con menos ingresos dentro de ciertos sectores como la agricultura tradicional, la pesca artesanal o el transporte colectivo privado. Habr¨ªan de hacerse propuestas financieras y fiscales para reorientar las pol¨ªticas de transporte de mercanc¨ªas y de viajeros con la finalidad de dar una clara preferencia hacia el ferrocarril y el transporte colectivo. Las actuales pol¨ªticas agrarias basadas en la producci¨®n qu¨ªmico-intensiva son profundamente insostenibles y deber¨ªan dar paso a pol¨ªticas ambiciosas a favor de las pr¨¢cticas agr¨ªcolas menos dependientes de los derivados del petr¨®leo. Finalmente y m¨¢s importante, har¨ªa falta una apuesta pol¨ªtica decidida -y no cosm¨¦tica como en la actualidad- en todos los sectores econ¨®micos a favor de la eficiencia energ¨¦tica y la promoci¨®n de las fuentes renovables, desde el urbanismo pasando por la industria y llegando hasta el comercio y el turismo.
Hay muchas cosas que reprochar al gobierno en materia energ¨¦tica. Pero, desde luego, la peor de ellas no es que se resista a bajar los impuestos sobre los derivados del petr¨®leo. Mucho m¨¢s criticable es que haya potenciado hasta hoy el despilfarro de recursos escasos bajo la enga?osa cantinela de que todo iba bien. Y, sobre todo, que no haya dicho la verdad a la gente y que todav¨ªa hoy se resista a decirla. La presente situaci¨®n de crisis de los carburantes no podr¨¢ eludir costes severos. Sin embargo, una informaci¨®n correcta brindar¨ªa al menos una oportunidad para juntar nuestras preocupaciones sociales y ecol¨®gicas a favor de una sociedad m¨¢s justa y un futuro m¨¢s vivo.
David Hammerstein es portavoz de Els Verds y Ernest Garcia es profesor de Sociolog¨ªa de la Universidad de Valencia.
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