Un estreno desangelado

La parafernalia que rodea el espectacular montaje de la Liga de Campeones genera mucho ruido previo y levanta enormes expectativas. Pero, a la hora de la verdad, el oropel no es tanto como se quiere vender. El frenes¨ª del calendario futbol¨ªstico y la acumulaci¨®n de partidos en d¨ªas laborables van camino de convertir la antigua Copa de Europa en un torneo con millonarias audiencias televisivas y estadios semivac¨ªos.Lo ocurrido anoche en Riazor fue todo un s¨ªntoma. El estadio coru?¨¦s se estrenaba en la m¨¢xima competici¨®n continental y el club dio todas las facilidades posibles para que el campo se llenara. Como la UEFA obliga a cobrar en todos los partidos para luego repartir la caja entre los participantes, la directiva deportivista opt¨® por establecer precios asequibles: un abono para los tres choques de la primera fase cuesta entre 2.000 y 6.000 pesetas. Pero ni el inter¨¦s del partido ni los esfuerzos del club lograron llenar Riazor y su estreno en la Copa de Europa result¨® un tanto desangelado: apenas se llenaron tres cuartas partes de un aforo de 35.000 asientos.

Por lo dem¨¢s, el partido tambi¨¦n dej¨® al descubierto lo absurdo de algunas normas de un torneo descaradamente entregado al mercantilismo. A la m¨ªnima coincidencia de colores, la UEFA obliga a cambiar de camiseta incluso al equipo local, seguramente con el inter¨¦s inconfesable de promocionar los productos de las marcas deportivas. Anoche se enfrentaban los blanquiazules del Deportivo y los blanquirrojos del Hamburgo. Y a alguien no se lo ocurri¨® mejor cosa que obligar al Deportivo a jugar con su segundo uniforme, que se confund¨ªa bastante m¨¢s con el de los alemanes por la sencilla raz¨®n de que tambi¨¦n es rojo.