Ant¨ªgona y las leyes

Finalizada la concentraci¨®n convocada el pasado viernes en la plaza de Guip¨²zcoa por la plataforma c¨ªvica Basta Ya en protesta por el atentado de ETA de la v¨ªspera contra Jos¨¦ Ram¨®n Recalde, ex consejero socialista del Gobierno vasco, varios centenares de personas se dirigieron -tambi¨¦n en silencio- hacia la cercana sede del PSOE para dejar un nuevo testimonio de solidaridad con la v¨ªctima. La comitiva tropez¨® inesperadamente en el trayecto con una manifestaci¨®n del nacionalismo radical organizada para condenar las recientes detenciones -dictadas por el juez Garz¨®n- de una veintena de miembros del colectivo Ekin acusados de formar parte de la direcci¨®n pol¨ªtica del interior de ETA .Durante casi cuatro horas los dos grupos -separados por efectivos de la polic¨ªa auton¨®mica- quedaron inmovilizados frente a frente en la manzana de San Mart¨ªn cortada por las calles de Guetaria y Fuenterrab¨ªa, el lugar donde fue asesinado hace cuatro a?os Fernando M¨²gica. Siguiendo las ¨®rdenes de la superioridad, la Ertzaintza intent¨® abrir un corredor entre los seguidores de Basta Ya para que los nacionalistas radicales pudieran continuar tranquilamente su recorrido; la valerosa resistencia de los pacifistas a ofrecer un pasillo de honor a quienes les gritaban a la cara ?Gora ETA Militarra! y ?ETA, m¨¢talos! aconsej¨® a los ertzainas la renuncia a la aplicaci¨®n por la fuerza de esa soluci¨®n aberrante. Como la autorizaci¨®n gubernativa concedida por la Consejer¨ªa de Interior a la manifestaci¨®n nacionalista radical expiraba a las 24 horas del viernes, la polic¨ªa auton¨®mica, una vez que sonaron las doce campanadas, oblig¨® a disolverse a los provocadores y envi¨® a casa a la siniestra Cenicienta.

El consejero de Interior del Gobierno vasco justifica con argumentos de f¨¢bula la orden dada a la Ertzaintza para aplicar una equidistante estrategia entre las dos manifestaciones durante varias horas: aunque la raz¨®n moral asist¨ªa a los que condenaban el atentado de ETA contra Recalde, la raz¨®n legal -afirma Javier Balza- estaba del lado de quienes protestaban contra las detenciones dictadas por Garz¨®n. De esta forma, San Sebasti¨¢n era escenario de una nueva versi¨®n de la tragedia de S¨®focles: si Creonte se vio obligado por las leyes de Tebas a impedir que Ant¨ªgona enterrara en sagrado -movida por los mas nobles sentimientos- a su hermano Polinices, el consejero Balza tambi¨¦n estaba forzado a aplicar el reglamento a los manifestantes de Basta Ya, aun sabiendo que eran "los leg¨ªtimos portadores de la ¨¦tica". Cargados de raz¨®n moral, los organizadores de la protesta por el atentado contra Recalde no hab¨ªan rellenado correctamente los impresos; en cambio, los manifestantes proetarras ten¨ªan la raz¨®n legal de haber pasado por ventanilla.

L¨¢stima que este remake de S¨®focles falsee los hechos y cambie el argumento de la tragedia. Contra lo que afirma Balza, "los lemas y gritos apolog¨¦ticos de la violencia" proferidos por los supuestos titulares de la raz¨®n legal no se produjeron s¨®lo minutos antes de que la Ertzaintza disolviera a medianoche el ominoso orfe¨®n: centenares de personas pueden -podemos- testimoniar que los energum¨¦nicos gritos ?Gora ETA militarra! y ?ETA, m¨¢talos! fueron escupidos a la cara de los hijos, los familiares y los amigos de Recalde y otras v¨ªctimas del terrorismo tres horas antes de que los ertzainas recibieran de sus distantes jefes la orden de disolver a los inductores de los asesinatos terroristas.

Las leyes de Tebas invocadas por Creonte para prohibir la inhumaci¨®n de Polinices por su hermana fueron violadas por Ant¨ªgona en nombre de las sagradas leyes "no escritas y firmes" de los dioses. Pero Ant¨ªgona ten¨ªa a su favor en San Sebasti¨¢n no s¨®lo la raz¨®n moral que Javier Balza honradamente le concede sino tambi¨¦n la raz¨®n legal que cicateramente le regatea: ¨²nicamente el serio deterioro ¨¦tico sufrido durante los ¨²ltimos a?os por la clase pol¨ªtica nacionalista puede explicar -aunque nunca justificar- que el consejero de Interior del Gobierno de Vitoria o los responsables pol¨ªticos de la polic¨ªa auton¨®mica llegaran a impartir a la Ertzaintza desplegada en la calle de San Mart¨ªn la orden, no ya de seguir amparando la inexistente raz¨®n legal de quienes estaban provocando, humillando e hiriendo a los familiares de las v¨ªctimas de la banda terrorista con sus gritos de inducci¨®n al asesinato, sino de invitarles o de forzarles a abrirles un pasillo de honor a fin de que pudieran seguir vociferando sus consignas de odio y sus llamamientos al crimen por toda la ciudad.