Tony Blair sufre sus peores ¨ªndices de popularidad desde 1992
Las gasolineras del Reino Unido vuelven a estar llenas, pero recuperarse de la reciente crisis de los carburantes le costar¨¢ al Gobierno brit¨¢nico mucho m¨¢s. Seg¨²n un sondeo de opini¨®n publicado ayer por el rotativo The Guardian, la oposici¨®n conservadora aventaja en cuatro puntos (38%) al partido laborista en el poder (34%), que afronta su cota m¨¢s baja de popularidad desde 1992.
La situaci¨®n se ha agravado a¨²n m¨¢s con las acusaciones de falsedad vertidas en un libro por el comentarista pol¨ªtico Andrew Rawnsley contra el primer ministro, Tony Blair, y su titular de Finanzas, Gordon Brown. Ambos habr¨ªan negado conocer la existencia de una donaci¨®n de un mill¨®n de libras (273 millones de pesetas) efectuada por Bernie Ecclestone, jefe de la f¨®rmula 1, que fue devuelta. Downing Street ten¨ªa bastante ayer con los sondeos de opini¨®n y neg¨® las imputaciones de Rawnsley en un tono tajante. "Son viejas y carecen de fundamento", se?alaron sus portavoces. En cualquier otro momento, que Blair y su ministro de confianza, Brown, fueran acusados por escrito de mentirosos y encubridores de un donativo supuestamente efectuado para que mantuvieran la publicidad del tabaco en las carreras de f¨®rmula 1, habr¨ªa bastado para encender los ¨¢nimos en la sede del Gobierno. Con un 71% de los brit¨¢nicos -seg¨²n la encuesta del Guardian- convencidos de que el Ejecutivo les ignora y un 63% acusando a sus gobernantes de gravar en exceso la gasolina, la respuesta oficial ha sido mucho m¨¢s moderada. William Hague, l¨ªder conservador, s¨ª ha pedido raudo explicaciones sobre "las peores acusaciones hechas contra un primer ministro de la era moderna".El partido laborista sab¨ªa que la crisis de los carburantes le dejar¨ªa malparado. Nadie contaba, sin embargo, con que el mism¨ªsimo Blair sufriera los efectos de una revuelta pac¨ªfica y espont¨¢nea apoyada por los mayores afectados, los ciudadanos. La firmeza del l¨ªder laborista, que no quiso dejarse intimidar por las amenazas de granjeros y transportistas plantados a la puerta de las refiner¨ªas, le sirvi¨® para ganarles el pulso. Pero a costa de su propia popularidad. En estos momentos, un 63% de la poblaci¨®n est¨¢ descontenta con su labor al frente del pa¨ªs, la cifra m¨¢s baja adjudicada a un l¨ªder laborista desde que Neil Kinnock representara el partido en 1989.
La situaci¨®n es comprometida y ha beneficiado de distinta manera a conservadores y liberal-dem¨®cratas. En pleno congreso anual del partido, estos ¨²ltimos han propuesto congelar durante cinco a?os las tasas sobre la gasolina. Hague ha adoptado una estrategia distinta. Animado por su nueva popularidad, hasta ha llamado "gallardos y valerosos" a los manifestantes que paralizaron el pa¨ªs. Una salida algo aventurada, seg¨²n sus propios asesores, que temen dar la sensaci¨®n de oportunismo.
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