Orejas de revolc¨®n

Rui Bento Vasques dijo adi¨®s a los toros en Espa?a, justamente en la plaza que m¨¢s significaci¨®n tiene sentimentalmente para ¨¦l. Pero los sue?os de salir a hombros y pasar junto a la estatua de El Viti no se realizaron. No le acompa?¨® el ¨¢nimo, la significaci¨®n de la tarde se le vino encima y tampoco los toros ayudaron. Con su primero, noble y blando, no se acopl¨® a pesar de que comenz¨® el trasteo con seguridad. En su segundo apenas iniciado el capoteo, pis¨® un hoyo y cay¨® en la cara del toro, que se limit¨® a mirarle. Probablemente este percance desat¨® sus nervios porque en la faena, que brind¨® t¨ªmidamente a la plaza, se desconfi¨® y cogi¨® la espada muy pronto.El primer toro de rejoneo se lastim¨® una mano y Hermoso de Mendoza tuvo que abreviar. Su segundo se calent¨® en el tercer rej¨®n y con Cagancho consigui¨® el brillo que todos esperaban sin sobrepasar el l¨ªmite de lo discreto.

Ya se sabe que los revolcones, sobre todo en plazas propensas al dispendio de trofeos, dan un resultado de miedo. Tal fue el caso de L¨®pez Chaves y ?lvaro de la Calle. El primero se salv¨® de una buena y por suerte todo qued¨® en la taleguilla rota. El segundo, ni siquiera eso.

L¨®pez Chaves estuvo valent¨®n con su primero. Apenas iniciada la faena result¨® prendido. Un pe¨®n le ofreci¨® la espada y la rechaz¨®, cosa que tambi¨¦n llega mucho a los tendidos y todo junto se materializ¨® en la oreja. En el segundo se redujo a correr tras el toro.

Decoroso y rematando hacia afuera anduvo ?lvaro de la Calle con su primero. Cuando se adornaba toc¨¢ndole un pit¨®n, el toro se le vino encima. No pas¨® nada. Pero estas cosas suelen resultar beneficiosas y as¨ª fue: oreja. En el sexto estuvo inseguro.