El Banco Mundial dice que "es un crimen" que los pa¨ªses ricos hayan reducido sus ayudas a los pobres
El presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, realiz¨® ayer unas declaraciones que le colocan m¨¢s cerca de las decenas de ONG presentes en la capital checa, siempre dispuestas a acusarlo de la creciente miseria en el mundo, que de los pa¨ªses industrializados que controlan su organizaci¨®n. Las ayudas de Occidente al Tercer Mundo no han hecho m¨¢s que menguar en la ¨²ltima d¨¦cada, acus¨® Wolfensohn. "Y creo que eso es un crimen", sentenci¨® sin pesta?ear.
Con sus declaraciones de ayer, el australiano Wolfensohn se suma a la estrategia que ya esboz¨® un d¨ªa antes Horst K?hler, director del Fondo Monetario Internacional (FMI), la instituci¨®n hermana del Banco Mundial, ambas controladas por Estados Unidos y la Uni¨®n Europea. Esto es, la cicater¨ªa de los pa¨ªses ricos, que regatean como en un mercado a la hora de conceder financiaci¨®n para los programas de condonaci¨®n de deuda a las naciones m¨¢s miserables, es la responsable de la situaci¨®n actual, y no el FMI o el Banco Mundial, que tratan de hacer lo m¨¢s que pueden con los fondos de los que disponen.El giro de estrategia, con todo, no parece convencer a las ONG que han acudido a Praga para protestar contra la asamblea anual del Banco Mundial y del FMI, que por primera vez se celebra en un pa¨ªs ex comunista. Tampoco les satisface la promesa de K?hler y Wolfensohn de doblar antes de final de a?o el n¨²mero de pa¨ªses pobres que se podr¨¢n beneficiar del plan HIPC (pa¨ªses pobres con alto endeudamiento, por sus siglas en ingl¨¦s), que se lanz¨® en 1996 para 41 naciones, pero que hasta ahora s¨®lo se ha aplicado a diez. Cinco de estos pa¨ªses, todos pobres de solemnidad (Zambia, Tanzania, Senegal, Mauritania y Camer¨²n), despu¨¦s de beneficiarse del plan HIPC, a¨²n pagar¨¢n por su deuda una cantidad de dinero anual superior a sus presupuestos para Sanidad y Educaci¨®n juntos.
"Nadie duda del compromiso personal de Wolfensohn con los pobres", afirma Seth Amgott, portavoz en Washington de Oxfam, una de las organizaciones que batallan por la condonaci¨®n de la deuda. "Pero el Banco Mundial y su consejo no van lo suficientemente lejos".
Wolfensohn se mostr¨® plenamente consciente de estas dificultades y pidi¨® a los pa¨ªses ricos que pongan remedio inmediatamente. "Creo que ahora es el momento, de verdad, para actuar, y conf¨ªo en que los l¨ªderes [occidentales] hagan algo antes de que sea demasiado tarde". Sus palabras a?aden presi¨®n sobre el G-7, el grupo de pa¨ªses m¨¢s industrializados del planeta, cuyos ministros de Econom¨ªa y Finanzas acudir¨¢n ma?ana a Praga y que ten¨ªan previsto en principio discutir temas que les afectan m¨¢s directamente, como el petr¨®leo o el euro. Ahora, adem¨¢s de los manifestantes en la calle que les pedir¨¢n, entre insultos, m¨¢s dinero para el Tercer Mundo, se encuentran con la papeleta de K?hler y Wolfensohn, se?al¨¢ndoles con el dedo por su ro?oser¨ªa.
Wolfensohn justific¨® la dureza de sus palabras asegurando que la situaci¨®n es m¨¢s grave que nunca, y no s¨®lo para los pobres del mundo. "Una de las cosas que pueden desestabilizar a los pa¨ªses desarrollados (...) son las protestas sociales en todo el mundo, y creo que las cifras se est¨¢n volviendo tan apremiantes que corremos un serio riesgo". Wolfensohn ilustr¨® con cifras sus graves advertencias: la riqueza del 20% de la poblaci¨®n mundial que mejor vive multiplica por 37 la del 20% m¨¢s miserable. "Esta cifra se ha multiplicado por dos en la ¨²ltima d¨¦cada", apostill¨®.
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