Variaciones de Ibarretxe

Ibarretxe convocar¨¢ elecciones s¨®lo si la oposici¨®n reh¨²ye su en¨¦sima propuesta, presentada ayer en el Parlamento vasco. Lo har¨¢ cuando lo considere oportuno, sin ceder a las presiones del "montaje pol¨ªtico y medi¨¢tico sin precedentes" que cree ver detr¨¢s de la petici¨®n de adelanto electoral. Hay en ese pronunciamiento una contradicci¨®n y un equ¨ªvoco. Es contradictorio decir que la decisi¨®n es suya y ponerla en manos de la oposici¨®n, a la que le bastar¨¢ con no secundar su iniciativa para obligarle a disolver. El equ¨ªvoco consiste en que la raz¨®n para disolver no tiene que ver con propuestas como la presentada, sino con el hecho de que el Gobierno del PNV y EA est¨¢ en minor¨ªa al haber perdido el apoyo los 14 diputados de EH que respaldaron la investidura de Ibarretxe. Esa raz¨®n pol¨ªtica bastar¨ªa en cualquier Parlamento del mundo.Hay tambi¨¦n razones a medio camino entre la moral y la pol¨ªtica que aconsejar¨ªan una disoluci¨®n anticipada. El acuerdo con EH se produjo en situaci¨®n de tregua y al amparo de un pacto con ETA que los votantes desconoc¨ªan cuando votaron. Rota la tregua por parte de ETA, lo l¨®gico habr¨ªa sido reconocer el fracaso de aquella operaci¨®n, justificada en nombre de la paz, mediante la dimisi¨®n de Ibarretxe y la convocatoria electoral. Durante alg¨²n tiempo, dirigentes del PNV jugaron con la hip¨®tesis de un nuevo alto el fuego que permitiera repetir el experimento, pero esa posibilidad fue maquiav¨¦licamente quemada por la propia ETA al decir que la anterior hab¨ªa sido una tregua-trampa. Ayer, el lehendakari culp¨® a todo el mundo del fracaso de una apuesta que fue exclusiva de los nacionalistas. Fueron ¨¦stos, y no la oposici¨®n, quienes relacionaron la soluci¨®n al problema de la violencia con reivindicaciones pol¨ªticas propias.

Tanto el PP como el PSOE anunciaron ayer, a ¨²ltima hora, la presentaci¨®n de sendas mociones de censura. No prosperar¨¢n porque para ello se necesita mayor¨ªa absoluta de los miembros de la C¨¢mara, pero s¨ª pueden poner en evidencia la minor¨ªa en la que se encuentra Ibarretxe. El PP y el PSOE cuentan con m¨¢s votos que los esca?os que respaldan al lehendakari. Ambos partidos han dicho claramente, por otra parte, que no van a entrar en coaliciones con los nacionalistas, al menos sin la celebraci¨®n previa de elecciones. Por tanto, la propuesta de ayer de Ibarretxe s¨®lo puede interpretarse como un nuevo intento de ganar tiempo. Pero ello es muy peligroso porque cada d¨ªa que pasa aumenta el deterioro de las instituciones. Tambi¨¦n el del partido del lehendakari. Por ello, no se entiende ese empe?o en seguir como si tal cosa, con nuevas propuestas cuya necesidad y viabilidad es desmontada por las circunstancias.

La presentada ayer incluye el compromiso de ratificar solemnemente en un marco incomparable una declaraci¨®n ¨¦tica a favor del derecho a "vivir sin la amenaza de la coacci¨®n, la persecuci¨®n y el asesinato". Nadie puede estar en contra de ello, pero m¨¢s interesante ser¨ªa un compromiso del Gobierno para garantizar ese derecho contra la kale borroka, por ejemplo. Tambi¨¦n incluye un compromiso parlamentario de respeto y cumplimiento ¨ªntegro del estatuto... y de la legitimidad de superarlo, lo cual, como defendi¨® en la Asamblea del PNV el cr¨ªtico Emilio Guevara, suena ligeramente contradictorio. En fin, tambi¨¦n propone Ibarretxe constituir un nuevo foro de debate entre cuyas bases figura, con una f¨®rmula a¨²n m¨¢s enrevesada que las anteriores, el famoso ¨¢mbito vasco de decisi¨®n. Se trata, por tanto, de una propuesta en la que, como se le dijo desde la oposici¨®n, vuelve a confundir vascos con nacionalistas y que reh¨²ye la cuesti¨®n fundamental. Ibarretxe dijo ayer que adelantar¨¢ las elecciones si la oposici¨®n rechaza su plan. Ya tiene la respuesta: dos mociones de censura.