Franceses indiferentes
Los franceses se han mostrado escasamente interesados ante el refer¨¦ndum sobre el acortamiento del mandato presidencial de siete a cinco a?os convocado por Jacques Chirac. La abstenci¨®n ha llegado al 70%, superando incluso el nivel m¨¢s alto del 62% registrado en 1988 en la consulta sobre Nueva Caledonia. De los franceses que ahora han votado, la inmensa mayor¨ªa (en torno al 73%, seg¨²n los primeros datos) lo ha hecho a favor del acortamiento de los periodos presidenciales, tal y como hab¨ªan recomendado los principales partidos.Lo que pod¨ªa haber sido un gran debate sobre los aspectos de la Constituci¨®n de la V Rep¨²blica que han envejecido se ha quedado en una reforma menor. Con ella, Chirac pretend¨ªa retomar la iniciativa con vistas a las presidenciales de 2002 y evitar presentarse como septuagenario en busca de siete a?os m¨¢s en el cargo. Pod¨ªa, pero no quiso, haber integrado esta propuesta en otra m¨¢s amplia que incluyera aspectos como el recorte de las competencias del presidente o, por ejemplo, la reducci¨®n del mandato -nueve a?os- de los senadores. El Gobierno de Jospin, que ven¨ªa tambi¨¦n propugnando el quinquenio, se ha limitado a secundar la propuesta. En contra s¨®lo estaba una parte de los gaullistas esencialistas, como Charles Pasqua.
La reforma reducir¨¢ la influencia del presidente en favor del Parlamento y del Gobierno. Siete a?os de mandato con posible reelecci¨®n resultaban excesivos, como se vio en el caso de Mitterrand. El acortamiento constituye, como ha dicho Jospin, "un primer paso, a la espera de otros" que suavicen los contornos de Estado fuerte que De Gaulle quiso dar a su r¨¦gimen.
Pero, aunque no estaba pensado para eso, el largo mandato presidencial ha facilitado la experiencia de la cohabitaci¨®n entre un presidente de un signo pol¨ªtico y un primer ministro de otro. Los cinco a?os, al multiplicar las elecciones, pueden dificultar esta f¨®rmula de compartir poder que tanto parece gustar a los votantes. De todas formas, las preocupaciones pol¨ªticas de los franceses est¨¢n ahora en otros problemas, como el de C¨®rcega o el de las nuevas revelaciones sobre financiaci¨®n ilegal de los partidos. De ah¨ª la abstenci¨®n.
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