Basta ya... tambi¨¦n
IMANOL ZUBERO?Cu¨¢ndo ha retransmitido Radio Nacional una de las cientos de movilizaciones que la Coordinadora Gesto por la Paz de Euskal Herria lleva convocadas desde 1986? ?Cu¨¢ndo han apoyado -salvo excepciones, como Forges y otros pocos m¨¢s- escritores e intelectuales espa?oles las movilizaciones contra la violencia que la ciudadan¨ªa vasca lleva protagonizando desde hace ya m¨¢s de quince a?os? ?D¨®nde estaban tantos de ellos en aquellos malos tiempos? ?Por qu¨¦ ahora s¨ª y antes no? ?D¨®nde estaba toda esta energ¨ªa humana cuando los ciudadanos nos manifest¨¢bamos, semana tras semana durante m¨¢s de a?o y medio, contra los secuestros de ETA, defendiendo el espacio p¨²blico para la paz y la democracia, mientras convecinos nuestros enarbolaban c¨ªnicamente aquel "Euskal Herria Askatu" del mismo modo que los nazis grabaran su "Arbeit Macht Frei" (el trabajo libera) en la entrada a alguno de sus campos de exterminio? ?D¨®nde estaba toda esa energ¨ªa solidaria cuando el grupo de Gesto por la Paz en Etxarri Aranaz se vio f¨ªsicamente obligado a dejar de manifestarse por el acoso de quienes no aceptan la palabra de Euskal Herria si ¨¦sta no coincide con sus deseos?
Que no me digan que la manifestaci¨®n de San Sebasti¨¢n buscaba "recuperar la movilizaci¨®n social contra el terrorismo": eso es obviar toda una historia de movilizaci¨®n social por la paz pasando por alto las responsabilidades (los aciertos y los errores, las ausencias y las presencias, las palabras y los silencios) de cada cual. ?Sab¨ªan ustedes que el Partido Popular lleva al menos dos a?os sin apoyar las manifestaciones de Gesto por la Paz? Tal vez les parezca una organizaci¨®n muy nacionalista por incluir en su denominaci¨®n el t¨¦rmino "Euskal Herria": ?sab¨ªan ustedes que tal denominaci¨®n fue incorporada (sabiamente incorporada) por personas que hoy lideran la iniciativa ?Basta Ya!?
Yo tambi¨¦n estuve el s¨¢bado en Donostia. Estuve a pesar del lema; a pesar de los exabruptos de algunos de sus impulsores; a pesar de que bastantes de los que hoy conforman ?Basta Ya! apoyaron hace tiempo a Bakea Orain, organizaci¨®n creada artificial-mente para deslegitimar a Gesto por la Paz que actualmente es firmante (me refiero a Bakea Orain) del Pacto de Lizarra. Estuve por solidaridad con las v¨ªctimas, que siempre tienen razones aunque no tengan, como nadie la tenemos, la raz¨®n.
El s¨¢bado por la ma?ana, como tantos otros d¨ªas, estuve paseando por mi pueblo con mi hija Naia. Primero hicimos algunos recados; luego estuvimos en el parque infantil; finalmente, antes de comer, fuimos a la estaci¨®n a ver pasar los trenes. Todo eso lo hice sin mirar atr¨¢s, sin pensar en la posibilidad de ser insultado o amenazado, mucho menos agredido, por al-g¨²n convecino. Por eso asist¨ª a la manifestaci¨®n. Estuve porque mi primera y fundamental apuesta no es por un pa¨ªs en el que todos los proyectos pol¨ªticos puedan ser defendidos y realizados, sino por un pa¨ªs en el que cualquier persona pueda pasear por la calle sin miedo, sea cual sea el proyecto pol¨ªtico que defienda o que busque realizar. Estuve por solidaridad con las v¨ªctimas de la violencia.
?Y lo de la Constituci¨®n y el Estatuto? Secundario, a pesar de quienes han querido presentar como gran novedad de la manifestaci¨®n del s¨¢bado la m¨¢s estrecha vinculaci¨®n entre el rechazo a la violencia y la reivindicaci¨®n del marco jur¨ªdico-pol¨ªtico actual. ?No toques a mi hermano!: este lema del movimiento antiracista franc¨¦s hubiese sido un lema maravilloso para una mani-festaci¨®n de solidaridad, pero a algunos les resulta vacuamente ¨¦tico.
"Hab¨ªamos alimentado el coraz¨®n con fantas¨ªas y esta dieta ha vuelto brutal al coraz¨®n", escribi¨® Yeats en sus Meditaciones en tiempo de guerra civil. Durante una buena parte del recorrido caminamos bajo unos carteles que anunciaban la presentaci¨®n en el Zinemaldia de la nueva versi¨®n de El exorcista. Y yo me preguntaba si no estar¨ªamos sucumbiendo a la tentaci¨®n de practicar un exorcismo sin tener en cuenta d¨®nde habita, realmente, el demonio que puede embrutecer nuestro coraz¨®n.
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