Veo voces
Se acaba de celebrar el D¨ªa mundial de las personas sordas. Una fecha conmemorativa m¨¢s. Como tantas otras. Es casi una man¨ªa de nuestro tiempo: el d¨ªa de los enamorados, el de la madre, el de los afectados por tal y tal enfermedad, el de los derechos del ni?o, el d¨ªa sin coches... Y, sin embargo, este d¨ªa que comentamos tiene una significaci¨®n especial por tres razones. Porque, hasta hace poco, uno de los grupos humanos m¨¢s desgraciados y m¨¢s injustamente relegados era precisamente el de los sordos. Porque, si bien los avances tecnol¨®gicos van beneficiando m¨¢s o menos a las distintas minusval¨ªas, el mundo de Internet ha sacado de repente a los sordos del ghetto y les ofrece posibilidades insospechadas. Porque, en la Comunidad Valenciana, el din¨¢mico colectivo de las personas sordas se enfrenta a dificultades inauditas y, lo que es peor, gratuitas.Dec¨ªa Arist¨®teles que la poes¨ªa es un arte superior a la pintura porque, mientras que un ciego puede llegar a ser un ser humano inteligente, un sordomudo est¨¢ condenado a un desarrollo modesto de sus facultades mentales. Evidentemente este juicio es absurdo por lo que se refiere a las artes po¨¦ticas y pl¨¢sticas, pero refleja una situaci¨®n cruelmente exacta: en la ¨¦poca del Estagirita, los ciegos pod¨ªan hacer muchas cosas -de Homero se dec¨ªa que lo era-, mas los sordos sol¨ªan ser deficientes mentales. No es sorprendente. La especie humana no ser¨ªa lo que es si no pudiese acceder al conocimiento del mundo en el seno de la vida social y, para ello, le resulta imprescindible el lenguaje. Como los sordomudos quedaban al margen del habla, era inevitable que quedasen al margen del mundo y de la vida: su minusval¨ªa ling¨¹¨ªstica -que de eso se trataba- les convert¨ªa en minusv¨¢lidos sociales y en minusv¨¢lidos mentales, o sea en disminuidos f¨ªsicos, ps¨ªquicos y afectivos al mismo tiempo. De esta situaci¨®n se empez¨® a salir en el siglo XVII, cuando dos cl¨¦rigos benem¨¦ritos, el espa?ol Juan Pablo Bonet y el franc¨¦s Ab¨¦e de l'Ep¨¦e, se preocuparon de la formaci¨®n de los ni?os sordomudos y sentaron las bases de las primeras lenguas de signos, es decir, de los primeros alfabetos gestuales para sordomudos.
No todo fueron rosas en este camino. Durante dos siglos los criterios dominantes en la educaci¨®n de sordos prefirieron ense?arles a leer en los labios de las personas no sordas, esto es, intentaron integrarlos directamente en el mundo de los otros. Trabajo perdido, pues se enfrentaban en la educaci¨®n a un handicap insalvable, el de que ese no era su medio y el de que s¨®lo pod¨ªan leer los labios de las personas que estuviesen viendo de frente, a escasa distancia y que hablasen despacio, aparte de que nunca podr¨ªan hablarles a su vez. Era como si a un hablante de una lengua minoritaria le ofreciesen por toda soluci¨®n la de ser escolarizado en la lengua mayoritaria dominante. Siguieron siendo handicaped people. Hasta hace bien poco, hasta que la ense?anza de la lengua de signos desde la primera infancia convierte a los sordos en personas como cualesquiera otras, pues dicho idioma les permite un desarrollo intelectual normal.
Con todo, no hay que hacerse ilusiones. Esta normalizaci¨®n ling¨¹¨ªstica de la comunidad sorda choca con obst¨¢culos superiores a los de cualquier otra lengua minoritaria. Y es que los sordos no est¨¢n, no pueden estar agrupados. Fuera de alg¨²n caso aislado, no hay comunidades sordas que vivan juntas, lo que hay son personas sordas aqu¨ª y all¨¢, a veces incluso aparecen en una familia donde los padres no lo son. Todo intento de que hablen en su lengua en el supermercado, en la oficina municipal, en el autob¨²s..., est¨¢ condenado al fracaso, pues har¨ªa falta situar un int¨¦rprete en cada uno de estos lugares. Aunque, entre el realismo y la impotencia deber¨ªa haber t¨¦rminos medios: los sordos se quejan -y con toda la raz¨®n- de que ninguna universidad espa?ola les facilita la labor, de que en televisi¨®n son rar¨ªsimos los programas con versi¨®n simult¨¢nea para ellos (s¨®lo en campa?a electoral aparece una ventana con un int¨¦rprete: para llev¨¢rselos al huerto y ara?ar votos), de que son muy pocas las ofertas de empleo que se adaptan a sus posibilidades... De ah¨ª la esperanza representada por Internet. El mundo de la aldea global es un mundo silencioso, un mundo que se domina con la vista clavada en la pantalla y la mano en el rat¨®n: un mundo en el que las voces, por fin, se ven. Con todo, no conviene echar las campanas al vuelo. Al fin y al cabo, la cultura escrita de Internet es un trasunto de nuestra cultura oral, con lo que el mundo al que se enfrentan los sordos es, otra vez, un mundo ajeno a su bella y, para los dem¨¢s, enigm¨¢tica lengua gestual. Claro que menos da una piedra.
?C¨®mo reaccionan las sociedades y los poderes p¨²blicos a las justas demandas de la comunidad sorda? El grado de inter¨¦s con que lo hagan dar¨¢ testimonio de su pertenencia al primer mundo. En la Comunidad Valenciana las delegaciones de Fesord, la federaci¨®n de sordos, se muestran activas: organizan la escolarizaci¨®n y todo tipo de actividades culturales (este mismo fin de semana se pone en escena una obra en el teatro Olimpia de Valencia). Las universidades tienen centros de investigaci¨®n que se ocupan de ellos (en la de Alicante, el que dirige ?ngel Herrero, en la de Valencia, el de Montserrat Veyrat). La propia administraci¨®n destina algunas partidas a resolver sus problemas. Sin embargo, no debemos ocultar que esta pol¨ªtica de parches es bienintencionada, pero ineficaz. Todav¨ªa no se ha aprobado una especialidad universitaria de Ling¨¹¨ªstica aplicada que permita formar titulados capaces de ayudar a los sordos y eso que la Universidad de Valencia la tiene solicitada hace tres a?os. Todav¨ªa no es com¨²n que las oficinas de informaci¨®n p¨²blica, auton¨®micas y municipales, dispongan de int¨¦rpretes en lengua de signos. Tampoco existen en Canal 9 iniciativas conducentes a acercar a los ciudadanos sordos los contenidos de su programaci¨®n. Ya va siendo hora. Porque a todos se nos llena la boca de decir una y mil veces que en estas tierras mediterr¨¢neas naci¨® la civilizaci¨®n. Pero, de momento, parece que no ha salido del jard¨ªn de infancia y que son otros -sobre todo los EE UU y el norte de Europa- los que la han sacado adelante.
?ngel L¨®pez Garc¨ªa-Molins es catedr¨¢tico de Teor¨ªa de los Lenguajes de la Universidad de Valencia. (lopez@uv.es)
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