Desnudos de mujer
El ambiente intimista de la zona abuhardillada del Palacio Alegr¨ªa, junto a la Casa de Juntas de Gernika, se presta muy agradable a la visita. Es el ¨²ltimo piso de lo que hoy se ha convertido en Museo de Euskal Herria. All¨ª se exhibe una delicada colecci¨®n de fotograf¨ªas realizadas por Josep Mar¨ªa Ribas i Prous (Barcelona, 1940). De formato mediano, en blanco y negro, son en su mayor parte desnudos de mujer. Se juega con las l¨ªneas femeninas y con el movimiento de los cuerpos, en unos espacios que ganan en significado con el est¨ªmulo de los personajes. En interiores o en plena naturaleza, estos cuerpos son alegor¨ªa de una belleza desconcertante.Con 17 a?os, este autor catal¨¢n desembarc¨® en la actividad fotogr¨¢fica. Las primeras tomas las hizo en sus excursiones de monta?a, una afici¨®n heredada de su padre. En la Escuela de Arte del Centre de Lectura ampli¨® sus conocimientos y descubri¨® las luces rojas del laboratorio. En 1961 ingresa en la Agrupaci¨®n Fotogr¨¢fica de Reus. Interesado por la difusi¨®n del saber fotogr¨¢fico inicia su andadura docente en unos modestos talleres parroquiales. Pocos a?os m¨¢s tarde arranca una excelente tarea de recuperaci¨®n y catalogaci¨®n de la obra de los fot¨®grafos de su comarca. Para conservar y utilizar adecuadamente los materiales recuperados fund¨® la Fototeca Hist¨®rica de Reus en 1990.
En el terreno de la concurs¨ªstica es uno de los fot¨®grafos m¨¢s galardonado de Espa?a. Pasan de cien sus premios internacionales y tambi¨¦n sus exposiciones individuales. Ha publicado en revistas y anuarios del todo el mundo. De la misma forma ha editado diversas carpetas fotogr¨¢ficas y libros de investigaci¨®n. Sus reportajes se pueden encuadrar dentro de un documentalismo con esquirlas pictorialistas. Pero en el terreno creativo lo m¨¢s notorio est¨¢ en el desnudo. Durante la dictadura franquista este g¨¦nero estuvo perseguido con insistencia por la censura hasta v¨ªsperas de la transici¨®n democr¨¢tica. Ribas i Prous, junto a otros compa?eros, encabez¨® su recuperaci¨®n. Recientemente explicaba esta actitud como una forma de luchar contra el sistema impuesto, un desacato frente a la opresi¨®n cultural y moral de la dictadura.
El estilo que descubre en el tratamiento de este tipo de im¨¢genes es suave como la seda, un canto l¨ªrico a la representaci¨®n del cuerpo. Deja de lado cualquier gesto abrupto y agresivo. Parece tener en cuenta sus referentes en pintura y escultura cl¨¢sica y sabe que el desnudo pertenece, antes que nada, a la historia del erotismo. Lejos de estancarse en conceptos ortodoxos se aproxima a los criterios del grupo F64 encabezado por E. Weston. Se trata de elaborar una nueva est¨¦tica primando las cualidades pl¨¢sticas del objeto representado. El cuerpo desnudo se considera como un simple objeto para la intervenci¨®n est¨¦tica. El cuerpo se convierte en simple soporte sobre el que se pueden armonizar luces, contrastes, l¨ªneas, formas y vol¨²menes. Por lo tanto la iluminaci¨®n, los primer¨ªsimos planos, la fragmentaci¨®n de la superficie corporal y los rasgos de siluetas en movimiento son elementos constituyentes de este estilo.
Pero el fot¨®grafo catal¨¢n no solo tiene en consideraci¨®n estas premisas. Se preocupa por la identidad del modelo y pone en el mismo plano de inter¨¦s el sexo, el cuerpo, la cara y el contexto que lo envuelve, bien sea artificial o natural. As¨ª nos encontramos el plano medio de una mujer mirando de frente a la c¨¢mara, dejando caer su vestido por el lado derecho para mostrar de manera indolente el pecho derecho. El contexto que envuelve a la modelo, con un collar de perlas de tres cuerpos, es un antiguo comedor con dieciocho sillas que parecen esperar de otros tantos comensales. Estos contrastes conforman de manera sutil una atm¨®sfera repleta de sensualidad. Un juego que establecen de la misma forma otras im¨¢genes expuestas en el museo, bien se trate de las presentadas en forma de tr¨ªptico o aquellas en las que el movimiento suaviza las m¨¢s fragosas formas del cuerpo.
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