El valor de una medalla

Es de bronce y es de dobles. Pero ni ?lex Corretja, ni Albert Costa la cambiar¨ªan por nada. La dimensi¨®n exacta de lo que supone ganar una medalla ol¨ªmpica no la descubren los deportistas hasta que la consiguen. Es cierto que en el contexto del tenis los Juegos Ol¨ªmpicos no tienen la revelancia que adquieren en la mayor¨ªa de los dem¨¢s deportes. Mientras que para cualquier atleta o nadador la culminaci¨®n de sus carreras es ganar una medalla ol¨ªmpica, para un tenista pesa m¨¢s todav¨ªa adjudicarse un t¨ªtulo del Grand Slam. Corretja situ¨® recientemente con exactitud su escala de valores: "Como espa?ol quiero ganar una medalla ol¨ªmpica y la Copa Davis. Como jugador de tenis tengo el Masters, y quiero un Grand Slam".

Sin embargo, estos objetivos no est¨¢n al alcance de cualquiera. Muchos tenistas han pasado toda su carrera so?ando con levantar los brazos en uno de los cuatro grandes, sin lograrlo jam¨¢s. Pero si alguno de ellos puede morder el metal en unos Juegos Ol¨ªmpicos, el valor de aquella medalla se multiplica. Acaba siendo la tabla de salvaci¨®n de su carrera profesional.

A Jordi Arrese se le recuerda exclusivamente por la medalla de plata que consigui¨® en Barcelona en 1992. Y lo mismo le ocurre al suizo Marc Rosset, que arrebat¨® el oro al espa?ol en un partido memorable. ?lex Corretja ya tiene donde agarrarse, puesto que en su palmar¨¦s figura un Masters (1998) y una final del Grand Slam.

Pero para Albert Costa, este metal, aunque sea bronce y de dobles, se ha convertido en el puntal de su carrera, por encima de t¨ªtulos tan importantes como Barcelona o Hamburgo.

Y s¨®lo apagar¨ªa su brillo la consecuci¨®n de la ensaladera de la Copa Davis el pr¨®ximo mes de diciembre en Barcelona (juegan la final ante Australia) o de un t¨ªtulo del Grand Slam en los pr¨®ximos a?os.