Continuidad y obsesi¨®n por el d¨¦ficit cero

Continuidad

Durante los ¨²ltimos cinco a?os el ajuste de los Presupuestos Generales del Estado se ha basado principalmente en dos mecanismos econ¨®micos: los ahorros generados por el ciclo econ¨®mico -menos costes de desempleo, coste de la deuda m¨¢s bajo- y por la elevada elasticidad de los ingresos tributarios respecto al crecimiento de la econom¨ªa. Estos dos mecanismos, junto con una pol¨ªtica poco discriminada de reducci¨®n de gasto y alg¨²n maquillaje contable, han permitido reducir el d¨¦ficit presupuestario desde los 5 billones de 1995 que record¨® ayer Crist¨®bal Montoro hasta el cuasi equilibrio del Presupuesto 2001. Cuadrar los Presupuestos de las Administraciones P¨²blicas en torno a los 34 billones de ingresos y gastos es un tour de force elogiable, pero no deja de ser un acto administrativo.El Presupuesto para el a?o pr¨®ximo suscita algunos comentarios de urgencia. Chirr¨ªa un poco, como en los ejercicios anteriores, la relaci¨®n entre presi¨®n fiscal (se mantiene en el 14,2% del PIB), el crecimiento de los gastos (casi todos crecientes, en particular los sociales, infraestructuras e I+D) y reducci¨®n acelerada del d¨¦ficit (hasta el punto de que el a?o pr¨®ximo se mantiene un d¨¦ficit residual del 0,3% del PIB en el Estado).

Pero es que, adem¨¢s, hay que contar para 2001 con un encarecimiento del servicio de la deuda. Los costes del endeudamiento p¨²blico aumentan ligeramente (2,3%, hasta 1,1 billones) que supone una novedad importante en el cuadro de factores de las cuentas p¨²blicas. No es un encarecimiento peligroso, pero s¨ª significativo, porque recuerda a los autores de nuestras decisiones econ¨®micas que algunos magnitudes presupuestarias pueden empeorar. Los tipos de inter¨¦s ya no volver¨¢n a jugar a favor durante algun tiempo.

El galimat¨ªas de la inflaci¨®n es un problema importante para entender el Presupuesto. Resulta un punto incoherente una preocupaci¨®n visceral por el equilibrio contable con una despreocupaci¨®n absoluta por el deflactor con el que se calculan los gastos y los ingresos de la econom¨ªa. Un auditor dir¨ªa probablemente que estas cuentas "no reflejan fielmente" la situaci¨®n de la econom¨ªa espa?ola, o mejor, de los recursos p¨²blicos.

Ninguna de las anteriores es una cuesti¨®n de fondo, aunque resultan relevantes para entender el Presupuesto 2001 como un ejercicio de mera continuidad de las pautas y criterios de reparto del de este a?o. Resulta que el Presupuesto que present¨® Montoro refleja principalmente la escasa voluntad del Gobierno de influir sobre la econom¨ªa y la sociedad espa?ola a trav¨¦s del Presupuesto. Los cl¨¢sicos supon¨ªan con raz¨®n que el Presupuesto es el principal instrumento de pol¨ªtica econ¨®mica; Montoro y su equipo no parecen considerarlo as¨ª, salvo por la huella negativa que puede dejar en la sociedad. Entiende el ministro que el equilibrio presupuestario concede margen de actuaci¨®n a la sociedad para que act¨²e y se expansione por su cuenta.Loable intenci¨®n plasmada en una frase lapidaria: "El d¨¦ficit cero es expansivo". No es posible estar de acuerdo con ¨¦l, porque la ausencia de d¨¦ficit no equivale necesariamente a impulso inversor.