El d¨ªa en que Bogart entr¨® en la Asamblea de Madrid

En la pel¨ªcula Casablanca, Ugarte-Peter Lorre le dice a Rick-Bogart: "Ya s¨¦ que me desprecias". Y Bogart, casi sin mirarle, le responde: "Si alguna vez pensara en ti, quiz¨¢s". La vida imita al cine. ?Piensa alguna vez Alberto Ruiz-Gallard¨®n en Cristina Almeida? ?Desprecia el presidente a la diputada? Dicho as¨ª, seguro que no.Pero la verdad es que ayer el presidente no dedic¨® m¨¢s all¨¢ de media docena de miradas a la portavoz del primer grupo de la oposici¨®n. Ni siquiera cuando se dirig¨ªa a ella. Ni siquiera cuando ella, encendida de b¨ªblica c¨®lera, le increpaba desde la tribuna de oradores.

Ella se lo dijo. Se lo dijo, harta, cansada, pero, todav¨ªa, sin perder el humor: "Hay que ver, se?or Gallard¨®n. Estoy llena de pesares. Nadie me quiere. Mis compa?eros me enga?an hasta cuando me dan datos. La pr¨®xima vez acudir¨¦ a usted". Pues ni por ¨¦sas. Pelos en el coraz¨®n parec¨ªa tener. El presidente sigui¨® ojeando cuartillas, muy interesado, de pronto, por el dato. Almeida se lo dec¨ªa porque, al contestar a su discurso, Ruiz-Gallard¨®n la hab¨ªa advertido: "Alguien la enga?a. Le dan datos falsos para que se equivoque". Enciza?ar se llama a eso.

No se entienden. No se quieren, vaya. Por mucho que se lo digan luego. Por mucho que ¨¦l le diga: "No se enfade, se?ora Almeida, si yo la aprecio...". Debe ser aquello de "quien bien te quiere te har¨¢ llorar". No se entienden ni en los versos que Almeida atribuye a Blas de Otero -cit¨® el libro A la inmensa mayor¨ªa, de este poeta- y Ruiz-Gallard¨®n dud¨® y se los atribuy¨® a Luis Cernuda.

Con ?ngel P¨¦rez es otra cosa. No hablan de versos. Tal vez porque como el diputado de IU le advirti¨®: "Me puede gustar su m¨²sica a veces. Pero no. A usted le va la copla, y a m¨ª, el rock". M¨¢s que copla, de lo que hay constancia es de que Ruiz-Gallard¨®n goza con la ¨®pera, como disfruta provocando al l¨ªder de IU. Juega a escandalizarle un poco, a robarle cent¨ªmetros de izquierda.

Lo que pasa es que a P¨¦rez no le hace mucha gracia. Cada uno en su sitio, ?eh? Ayer, el diputado de IU le lanz¨® tres o cuatro lanzadas. Bien es verdad que alguna era ya a moro muerto. Pero se las lanz¨®. Y alguna incluso la tir¨® al cuerpo del PSOE. Fue cuando mostr¨® su sorpresa por aquello de que "bajar los impuestos es de izquierdas" que hab¨ªa dicho hace unos d¨ªas el secretario general socialista, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, en EL PA?S.

Tiene P¨¦rez ese punto de chuler¨ªa vallecana que el presidente acepta con la misma actitud que se aceptan los pecados del amiguete golferas. Por ejemplo: para negarle el izquierdismo -o el centrismo- que reclama el presidente va y le pregunta: "?D¨®nde estaba usted cuando el alcalde dijo que ser de un barrio sur, ateo, rojo y pobre -por cierto, me pilla todo- era una predisposici¨®n a la delincuencia". Ruiz-Gallard¨®n se tronchaba en su esca?o. Luego, cuando el presidente, para justificar sus desvelos por Vallecas, le record¨® los miles de millones que hab¨ªa invertido en el barrio, P¨¦rez insisti¨®: "Pues como sea como compensaci¨®n a lo que dijo el alcalde, le va a salir por un pico como tenga que soltar m¨¢s pasta por lo de las parejas de hecho, lo de los rumanos... Usted ver¨¢".

Estuvo bien. Como cuando al empezar su intervenci¨®n, al ver salir a un grupo de diputados del PP, se dirigi¨® a ellos y les grit¨®: "No huyan, no huyan". No le hicieron caso. Lo que tampoco es que le produjera una especial desaz¨®n. De todo se puede sacar punta. Hab¨ªa presumido el presidente del incremento del empleo en la Comunidad y P¨¦rez le pregunt¨®: "?Me habla usted del chaval de TelePizza con un contrato de 20 d¨ªas? Porque, en esos casos, ?qu¨¦ se puede hacer? Bueno. Usted, no s¨¦. A m¨ª, lo ¨²nico que se me ocurre es pedirle una pizza".

Se supone que de cuatro estaciones. Pero con pimiento rojo.