Un Weill de sal¨®n
Se recuerda este a?o a KurtWeill por partida doble: 100 a?os de su nacimiento, 50 de su muerte. Weill sigue vivo hoy en las voces m¨¢s antag¨®nicas y admite las propuestas visuales m¨¢s ins¨®litas: desde Lou Reed hasta Ute Lemper; desde Peter Sellars a Peter Zadek. El t¨ªtulo con que se presenta el espect¨¢culo que abre la temporada del Teatro de la Zarzuela, Kurt Weill 2000, es ya, de entrada, una definici¨®n. Se contempla al compositor alem¨¢n desde una perspectiva actual. Est¨¢ adem¨¢s Gerardo Vera como maestro de ceremonias, una garant¨ªa de profesionalidad y comprensi¨®n del esp¨ªritu centroeuropeo de los a?os veinte. Se cuenta con Julia Migenes, una cantante-actriz de raza, y figura en el cartel un director musical en alza, Pedro Halffter. Las previsiones eran esperanzadoras. Sin embargo, el espect¨¢culo no acab¨® de cuajar. No creo que ello se deba ni a la combinaci¨®n de las tres obras puestas en juego ni tampoco a que no abundasen ideas creativas. El espect¨¢culo no acab¨® de despegar por carencia de emoci¨®n, de tensi¨®n, de vida. La cabeza se impuso al coraz¨®n. Fue un Weill de sal¨®n m¨¢s que de teatro popular.La representaci¨®n estuvo lastrada en primer lugar por la m¨²sica. Vocalmente result¨® insuficiente e incluso la estrella Julia Migenes fue una caricatura de s¨ª misma, alcanzando registros bajo m¨ªnimos en canciones tan significativas como Surabaya-Johnny.
Kurt Weill 2000
M¨²sica de Kurt Weill, textos de Bertolt Brecht. Con Julia Migenes. Compa?¨ªa de danza Gelabert-Azzopardi. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Director musical: Pedro Halffter. Director de escena: Gerardo Vera. Escenograf¨ªa: Jon Berrondo. Teatro de La Zarzuela, 28 de septiembre.
A Pedro Halffter este mundo de m¨²sica un poco canalla no le va. El clima de sordidez brillaba por su ausencia y la garra teatral desde el sonido tambi¨¦n. Hasta el estupendo grupo de danza Gelabert-Azzopardi sorprendi¨® con una coreograf¨ªa blanda m¨¢s af¨ªn a una comedia musical de Bernstein que a los locos a?os veinte alemanes.
Algunos detalles a recordar: la escenograf¨ªa de Jon Berrondo, especialmente en la pieza intermedia; los esfuerzos por conseguir una ambientaci¨®n pl¨¢stica y un movimiento teatral expresivo de Gerardo Vera. No es demasiado. Y, sin embargo, pienso que con una dosis adicional de sal y pimienta este espect¨¢culo puede llegar a funcionar.
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