El Milan, Bugno, Suecia
La grandeza del balonmano sueco se sustenta principalmente en la seguridad que tienen todos los componentes en s¨ª mismos y en el grupo. Se sienten los mejores. ?C¨®mo no, si son los campeones!, si lo ganan todo o casi todo. Est¨¢n familiarizados con los ¨¦xitos. Se saben respetados por todos -sobre todo por nosotros, los espa?oles- y eso les genera una motivaci¨®n extra.Resulta obvio decir que son fr¨ªos, pero es que esta frialdad viene dada por la propia confianza que se transmiten unos a otros; siempre hay un hombro donde apoyarse.
T¨² puedes jugar al cien por cien, que a¨²n as¨ª probablemente pierdas. La derrota resulta entonces muy dolorosa, has dado todo lo que llevas dentro y no ves el premio. Esto es lo que ocurre casi siempre ante los suecos.
Sin embargo, el partido de ayer no fue el caso. Suecia, campe¨®n del mundo, campe¨®n de Europa, campe¨®n de casi todo, jug¨® excepcionalmente bien, sin dar a la selecci¨®n espa?ola la m¨¢s m¨ªnima posibilidad. Incluso rozando la humillaci¨®n en algunos momentos. Una lecci¨®n que se debe sacar del excelente equipo n¨®rdico es que no es lo mismo estar concentrado que estar motivado.
En situaciones parecidas, ante las llamadas bestias negras, gafes, para m¨ª s¨®lo superiores, por ejemplo en balonmano el Zagreb durante a?os se encontr¨® en las finales europeas con el Barcelona al que nunca gan¨®. La famosa quinta del Buitre: tropezaba continuamente con el Milan, y Gianni Bugno y Claudio Chapucci no pudieron ponerse el maillot amarillo por culpa de Indur¨¢in.
?Qu¨¦ nivel de impotencia te pueden llevar a crear estos casos? Es como una pesadilla. El abatimiento es tal que no sabes si te lo producen las personas, la camiseta, el nombre, etc¨¦tera... Ya puedes reforzar todos los aspectos para superarlos, que siempre te machacar¨¢n por el lado donde menos consistencia tienes, por donde menos te lo esperes.
No olvidemos que todos los pa¨ªses pierden con la selecci¨®n de Suecia y que a pesar de la derrota, estamos arriba del balonmano mundial, con bronce o sin ¨¦l, estamos en la ¨¦lite. Pero, claro, detr¨¢s de Suecia.
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