Misi¨®n imposible

Era el partido con may¨²sculas, la cita solemne que Espa?a se hab¨ªa dado para luchar por el oro ol¨ªmpico tras sus cuatro medallas menores en diversos torneos desde 1996. Desde una aplicaci¨®n l¨®gica de la biolog¨ªa, la base de la actual selecci¨®n no estar¨¢ en Atenas 2004. Las semifinales era lo que hab¨ªa venido a ganar en Sydney. Y la perdi¨® con una actuaci¨®n desastrosa ante la maestra Suecia, favorita hoy en la final ante Rusia. Espa?a disputar¨¢ el bronce a Yugoslavia.Paradojas de la vida, las dos primeras jugadas incitaban a pensar que los espa?oles iban a protagonizar un gran duelo: Urdangar¨ªn finta muy bien, atrae al defensa exterior para cerrar su penetraci¨®n, cede el bal¨®n al extremo Ortega y gol; a continuaci¨®n, parada de Barrufet; luego, diana de Duisheb¨¢iev... Pero poco despu¨¦s se pas¨® del 2-0 al 4-10 y se acab¨® lo que se daba. Ante la frustraci¨®n de casi toda su familia, Urdangar¨ªn ya no hizo bien casi nada; Barrufet, sustituido m¨¢s tarde por N¨²?ez, qued¨® vendido en numerosas ocasiones, y Duisheb¨¢iev no fue, ni de lejos, quien tantas horas deliciosas regala a los amantes del balonmano.

El equipo de Juan de Dios Rom¨¢n ray¨® en el bochorno en el ataque est¨¢tico. Justamente, lo contrario que el sueco, que bordaba su habitual juego por los extremos, con pases por dentro del ¨¢rea, y combinando de mil maneras con el pivote, Wislander. ?ste se hart¨® de demostrar, aunque se lo pusieron f¨¢cil, por qu¨¦ ha sido elegido el mejor jugador del siglo, por delante de Duisheb¨¢iev. Mientras tanto, la ofensiva espa?ola se atascaba en combinaciones de la primera l¨ªnea, sin aprovechar para nada la anchura del campo. Ortega y Guijosa apenas tocaban la pelota en jugadas elaboradas.

M¨¢s desgracias: Espa?a se abr¨ªa pocas posiciones de tiro f¨¢cil y tampoco aprovechaba las situaciones de superioridad num¨¦rica con las que los ¨¢rbitros, cuyas actuaciones suelen ser una excusa tras las derrotas ante Suecia, castigaron en numerosas ocasiones al campe¨®n mundial y europeo. Y, cuando algo sal¨ªa bien, all¨ª estaba el prodigioso guardameta Gentzel, cuya eficacia invita a creer que es de goma.

Dado que la columna vertebral de Espa?a est¨¢ formada por ellos, los jugadores barcelonistas recurrieron a la cataplasma que tantas veces soluciona los problemas azulgrana: si no sabes qu¨¦ hacer, p¨¢sale al pivote, Xepkin. Pero el gigante de origen ucranio tambi¨¦n perdi¨® ayer contra Gentzel.

Rom¨¢n prob¨® a cambiar a Urdangar¨ªn por el ca?onero Garralda, pero ¨¦ste tampoco ten¨ªa su d¨ªa. Luego, en la segunda parte, modific¨® la defensa con un hombre avanzado (5-1) por otra en l¨ªnea (6-0) con la esperanza de que la lesi¨®n de Olsson, el ¨²nico gran tirador sueco desde larga distancia, dificultara las filigranas de los rivales, adem¨¢s de para cerrarle espacios a Wislander. Pero entonces apareci¨® uno de los virtuosos abuelos, Andersson, y clav¨® cuatro misiles en las redes de N¨²?ez.

En resumen, los espa?oles hicieron muy mal lo que habitualmente hacen bien. Contra un rival de segundo orden podr¨ªa haber alguna esperanza de remontar a base de coraje. Frente a los suecos, la sentencia ya estaba firmada al cuarto de hora. Urdangar¨ªn no podr¨¢ retirarse disputando una final ol¨ªmpica y todo indica que el mejor equipo espa?ol de la historia se har¨¢ viejo sin triunfar en los Juegos porque se abon¨® al desastre en el d¨ªa D.