Apocal¨ªpticos integrados
El globo llegaba muy hinchado. Experta consumada en meter presi¨®n medi¨¢tica a sus estrenos, La Fura dels Baus (?lex Oll¨¦, Carlos Pedrissa) no iba a desperdiciar toda una inauguraci¨®n de temporada lice¨ªsta para liarla. Y si para eso hac¨ªan falta las palabras gruesas, pues se sacaban del armario, aunque luego hubiera que retirarlas. "Censura", tronaron los fureros. No les dejaban quemar un par de banderas -la espa?ola y la catalana, que no faltara de nada-. Tampoco les permit¨ªan realizar suelta de pichones, so pretexto de que iban a arrasar los terciopelos reci¨¦n estrenados, ni remojar al p¨²blico de la platea cuando una ola inmensa sumerg¨ªa la Rambla sobre el escenario. Hay que ver, este Liceo, siempre tan reaccionario.Pero todo eso ocurr¨ªa a tel¨®n bajado. Cuando por fin el globo asom¨® a escena, libre ya de pol¨¦mica, simplemente pinch¨®. Peor a¨²n, se desinfl¨® suavemente, cuando no -m¨¢s terrible todav¨ªa- levant¨® sospechas fundadas de que nunca hab¨ªa estado muy hinchado.
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Q. Don Quijote en BarcelonaConcepci¨®n y direcci¨®n esc¨¦nica: La Fura dels Baus. M¨²sica: Jos¨¦ Luis Turina. Libreto: Justo Navarro. Escenograf¨ªa: Enric Miralles. V¨ªdeo: Emmanuel Carlier. Int¨¦rpretes principales: Michael Kraus, Flavio Oliver, Francisco Vas, Pilar Jurado, Itxaro Mentxaka, Felipe Bou. Orquesta del Gran Teatro del Liceo. Cor de Cambra de la M¨²sica Catalana. Barcelona, Liceo, 30 de septiembre de 2000.
En la receta inicial, los ingredientes parec¨ªan correctamente dosificados: una compa?¨ªa de impacto y prestigio internacional (su ¨²ltimo ¨¦xito oper¨ªstico, una brillante Condenaci¨®n de Fausto en Salzburgo); un compositor, Jos¨¦ Luis Turina, que a¨²n no se ha plantado en la cincuentena y ya est¨¢ considerado como uno de los valores m¨¢s s¨®lidos de su generaci¨®n. Cerrando la lista, un escritor, Justo Navarro, que estos d¨ªas ha publicado su ¨²ltima novela, El alma del controlador a¨¦reo. Sin olvidar una escenograf¨ªa, encargada al fatalmente desaparecido Enric Miralles. Pero la ecuaci¨®n dramaturgia m¨¢s libreto m¨¢s m¨²sica no siempre se resuelve en ¨®pera. Para eso hace falta que estos tres elementos aparquen sus respectivas identidades y pasen a integrar una misteriosa unidad superior. No fue el caso.
Fatigadas parec¨ªan las im¨¢genes inventadas por la Fura. Un primer acto con resabios de Fritz Lang, un segundo con toques de Blade Runner, un tercero sin identificar (?Mad Max?). ?D¨®nde estaba la Fura rompedora y sangu¨ªnea? ?D¨®nde toda esa provocaci¨®n que deb¨ªa hacer temblar los venerables cimientos lice¨ªstas? Qu¨¦ censura ni qu¨¦ ni?o muerto. Ocurri¨® justamente lo contrario: los fureros, catalan¨ªsimos, se contagiaron de la barbuda honorabilidad del establecimiento y se convirtieron en unos apocal¨ªpticos del todo integrados. Hubo naturalmente alg¨²n momento de poes¨ªa, pero fueron pocos.
?La m¨²sica? Uno se esperaba ritmo por un tubo, percusi¨®n, complejidad t¨ªmbrica, amplificaci¨®n de sonido hasta que los t¨ªmpanos pidieran ¨¢rnica. Nada de eso. Un postonalismo que no renuncia a la melod¨ªa, tan correcto y aseado que vuelve a convertir al Stravinski de La consagraci¨®n de la primavera en un gigante de la provocaci¨®n. Irresuelta por lo dem¨¢s la dial¨¦ctica recitativo-aria.
La idea del Don Quijote busc¨¢ndose ansiosamente por realidades muy lejanas (Ginebra, a?o 3014; Hong-Kong, 3016) y encontr¨¢ndose al final en las proximidades catalanas (Barcelona, 2004-2005), sobre el papel, parec¨ªa funcionar. Pero a la postre un exceso de poetizaci¨®n y trascendentalismo no permiti¨® a ese texto convertirse en un aut¨¦ntico libreto de ¨®pera, obligado ¨¦ste a tratar la palabra en su carnalidad m¨¢s desnuda.
Correcta, la interpretaci¨®n vocal e instrumental, concertada por Josep Pons.
La apuesta rompedora para inaugurar una temporada hay que aplaudirla sin reservas. Pero para verla cumplida hac¨ªa falta contar con una ¨®pera. No la hubo, fue s¨®lo un esbozo. Eso s¨ª: siempre es mejor equivocarse que renunciar al intento.
Babelia
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