D¨¢vila Miura: "Las cosas vienen as¨ª y hay que aceptarlas"
"Ahora mismo no s¨¦ si llegu¨¦ ayer o anteayer a Las Ventas". Se cumpl¨ªan tres horas de corrida y sobre los tendidos ya empezaban a fraguarse amistades de toda la vida. Los que a las cinco y media eran dos desconocidos con las localidades correlativas, a las nueve de la noche, con el toro n¨²mero 13 de la tarde sobre el redondel, eran ya como hermanos. Las fotos de los ni?os, las an¨¦cdotas de la mili, el ¨²ltimo veraneo... Una tarde de aburrimiento da para intercambiar las an¨¦cdotas de una vida entera.Terminada la corrida, abrazos, llantos, dolorosas separaciones... Como si se hubiesen acabado los Juegos Ol¨ªmpicos (que tambi¨¦n)."En mi vida, he parado siete toros una misma tarde", dice D¨¢vila Miura. Para ¨¦l fue la medalla de oro. M¨¢s de la mitad de los toros que salieron por la puerta de chiqueros fueron para ¨¦l. Un total de 14 cuernos, 28 patas, tres divisas diferentes... "El ¨²ltimo ten¨ªa guasa: era el 12 m¨¢s 1". Y ?qui¨¦n es el responsable? "Bueno las cosas vienen as¨ª y hay que aceptarlas", comenta sin dar m¨¢s relevancia a la que fue la tarde de toros m¨¢s larga de su vida. "Quiz¨¢", contin¨²a, "se pec¨® de precipitaci¨®n. Alguno de los toros no se ten¨ªan que haber devuelto porque blandearan un poco". En los tendidos, y pese a las muchas deserciones, nadie blande¨®. Se viv¨ªa un momento hist¨®rico. "Juro por Dios que estoy en los toros", dec¨ªa un espectador agarrado al tel¨¦fono m¨®vil. El reloj marcaba las nueve. "Ser¨¢ posible para un r¨¦cord mundial que bato y no me creen", el ol¨ªmpico espont¨¢neo cierra el tel¨¦fono y se va.
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