Esc¨¢ndalo en Francia
Con la acumulaci¨®n de esc¨¢ndalos de financiaci¨®n pol¨ªtica ilegal, Francia corre un serio riesgo de italianizaci¨®n. El presidente, Jacques Chirac, se ha visto contra las cuerdas con la publicaci¨®n parcial de las confesiones grabadas en v¨ªdeo por Jean-Claude M¨¦ry, ya fallecido. Este promotor inmobiliario fue en vida un financiero oculto del RPR y un fiel de Chirac cuando el actual presidente era alcalde de Par¨ªs, entre 1977 y 1995. Seg¨²n sus revelaciones -grabadas en 1996, cuando era investigado por la justicia, para ser difundidas por si le "pasaba algo"-, desde 1984 a 1991 se cobraron unos mil millones de pesetas anuales a empresas beneficiadas con contratos de obras p¨²blicas en la capital francesa. En su mayor parte fueron destinados al RPR de Chirac, aunque tambi¨¦n beneficiaron en menor cuant¨ªa a otros partidos.M¨¦ry grab¨® sus confesiones en 1996, tres a?os antes de fallecer. Aunque el original sigue sin aparecer, han circulado varias copias. Le Monde public¨® las confesiones de M¨¦ry a partir de una de ellas y posteriormente otro medio revel¨® que una copia hab¨ªa llegado en abril de 1999 a manos del socialista Dominique Strauss-Kahn, cuando era ministro de Econom¨ªa, sin que diera cuenta del asunto a la justicia. Strauss-Kahn tuvo que dimitir posteriormente, salpicado por otros asuntos de corrupci¨®n. Este antiguo ministro de Jospin pone en aprietos de nuevo al jefe del Ejecutivo galo en momentos especialmente delicados para ¨¦ste, dada su voluntad de concurrir a las pr¨®ximas elecciones presidenciales.
Se esperan nuevas revelaciones, aunque de momento no aparecen pruebas judiciales. La confesi¨®n de M¨¦ry ha puesto el ventilador en marcha p¨®stumamente, con unos efectos que pueden resultar devastadores para la derecha en particular, pero tambi¨¦n para el conjunto de la clase pol¨ªtica; tanto, que algunos como el abogado de la familia Chirac han empezado a hablar de "pasar p¨¢gina" y de una amnist¨ªa similar a la que otorgaron los socialistas en 1990 y por la que tanto fueron criticados. No es momento de tapar, sino de aclarar. La izquierda, y espec¨ªficamente el Partido Socialista franc¨¦s, se ha pronunciado contra una medida de ese tipo, a la que considera "como la peor respuesta para los franceses", susceptible de aumentar a¨²n m¨¢s su desconfianza en los pol¨ªticos. Aunque no hay indicio alguno de que Chirac se haya beneficiado personalmente, lo supuestamente ocurrido merece una amplia explicaci¨®n que est¨¢n pidiendo los franceses por parte del jefe del Estado.
El fantasma de la financiaci¨®n ilegal de los partidos pol¨ªticos en los a?os ochenta reaparece en Francia como antes ocurri¨® en Alemania, Italia o Espa?a. Con una diferencia notable respecto a los democristianos alemanes de la CDU; a saber, que a Kohl le pill¨® ya fuera del Gobierno. La justicia debe aclarar la cuesti¨®n y pronunciarse con todas las consecuencias acerca de los eventuales delitos. Pero, m¨¢s all¨¢ de los aspectos penales, hay tambi¨¦n responsabilidades pol¨ªticas en juego que deben ser asumidas ante los ciudadanos. Los pol¨ªticos franceses, que no gozan de buena fama y que ya fueron criticados duramente por la autoamnist¨ªa de hace diez a?os, no pueden seguir enterrando su propia escoria.
Desde el campo de Chirac se culpa a los socialistas de lo ocurrido. La guerra virtual abierta entre el presidente y el primer ministro, Lionel Jospin, los dos grandes rivales con vistas a las pr¨®ximas presidenciales, alcanza ya a casi todos los temas, como si ambos no fueran parte de un mismo Ejecutivo, aunque sea en r¨¦gimen de cohabitaci¨®n forzada por los votantes. Que esta tensi¨®n degenere a¨²n m¨¢s constituye un alto riesgo en estos meses supuestamente decisivos en los que Francia ejerce la presidencia de la Uni¨®n Europea.
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