La lectura
La Consejer¨ªa de Cultura y la Asociaci¨®n de Editores Andaluces quieren llegar a un acuerdo para apoyar a los peque?os libreros y promocionar la lectura entre los andaluces. Ambas cosas est¨¢n ¨ªntimamente relacionadas y no s¨®lo por el objeto determinante com¨²n que es el libro sino tambi¨¦n por razones de eficacia y del sentimiento: no hay nada m¨¢s agradable para un lector que una peque?a librer¨ªa en la que comentar las novedades, mientras que el cliente espor¨¢dico, a pesar de que el librero no pretende intimidar sino vender, parece ser que prefiere grandes mostradores en los que elegir sin tener que preguntar ni que le pregunten. Si adem¨¢s son m¨¢s baratos, ni que decir tiene que la ¨²nica soluci¨®n es aumentar el n¨²mero de lectores.Por eso, y por todas las ventajas culturales conocidas, este pacto es una buena idea, pese a que las dificultades sean serias. Para empezar, si los andaluces saben leer s¨®lo har¨ªa falta conseguir que lo practicaran, lo que podr¨ªa ser cuesti¨®n de empe?o y propaganda, pero es que resulta que para hacerlo con facilidad, leyendo y comprendiendo sin penas ni apuros, es necesario haberlo practicado bastante, en cuyo caso no har¨ªa falta promoci¨®n, pues no se trata de un h¨¢bito que se abandone f¨¢cilmente. Por otro lado, la pr¨¢ctica implica un esfuerzo a temprana edad, que es cuando se adquieren las costumbres, y el esfuerzo en la ense?anza no est¨¢ de moda.
Tambi¨¦n dudo de que el problema estribe en el miedo a la soledad que nos urge a recurrir a los medios audiovisuales; a veces esos medios acompa?an mucho menos que un libro. Puede ser que la mayor¨ªa de los lectores sean personas solitarias, pero, en tal caso, igual se podr¨ªa decir que es mediante la lectura como soportan o alivian la solitud y pueden llegar a ser m¨¢s libres.
Hace pocos d¨ªas vi y o¨ª en la tele a una echadora de cartas felicitando a las Josefas y a los Jos¨¦s, con seis meses de atraso o de adelanto -con las pitonisas nunca se sabe-. ?Se puede uno imaginar mayor soledad?. En cuanto a evasi¨®n, no hay nada como un buen novel¨®n en el que proyectar nuestras fantas¨ªas: las horas vuelan sin sentirlas. Pero la tele tiene m¨¢s poder de persuasi¨®n y en ella se pone m¨¢s inter¨¦s que en la lectura.
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