Concierto para guitarra, sitar y veena

Eran las 19:00 horas del mi¨¦rcoles 4 de octubre en la sala Joaqu¨ªn Turina. Gualberto Garc¨ªa estaba preparado para volver a sorprender a los pocos aficionados al flamenco y a la m¨²sica en general que se hab¨ªan dado cita para ver su espect¨¢culo Constelaci¨®n flamenca."Un a?o m¨¢s me he vuelto a quedar sin veraneo, espero que el esfuerzo haya merecido la pena". Fueron sus ¨²nicas palabras antes de comenzar su recital.

Gualberto es un m¨²sico en el m¨¢s amplio sentido de la palabra. Desde que comenzara su andadura con Smach, hasta hoy no ha habido ni un solo d¨ªa en su vida en el que haya hecho algo que no pueda ser calificado de acontecimiento musical.

Arropado por un grupo de m¨²sicos de la Orquesta Sinf¨®nica de Sevilla y de su propia hija Meili, se pase¨® por Triana al comp¨¢s de las seguiriyas, fandangos, sevillanas y alegr¨ªas.

Lo mismo le da tener entre sus manos una guitarra, que un sitar o una veena, "comprada por Internet", porque cualquier instrumento puesto en manos de este grand¨ªsimo m¨²sico suena a gloria.

De la mano de una music¨®loga y junto a ?ngel Vela se pase¨® por la Triana de los corrales de vecinos y calles estrechas, la de las tascas y las plazuelas, esa Triana solidaria, acogedora por definici¨®n y sin la cual no podr¨ªa entenderse Sevilla, porque no estar¨ªa completa.

El universo musical en el que Gualberto habita no tiene l¨ªmites. La humildad con la que se presenta una vez tras otra ante el p¨²blico no hace m¨¢s que poner de relevancia su talla art¨ªstica.

Con zapatos o sin ellos, este m¨²sico sevillano s¨®lo necesita un instrumento de cuerda para que el mundo se rinda a sus pi¨¦s.