La segunda muerte de la sala RAM?N DE ESPA?A
Hace unas semanas, al ser preguntado acerca del inminente cierre de Zeleste, Jaume Sisa dec¨ªa que a ¨¦l Zeleste se lo cerraron hace muchos a?os, cuando la sala de la calle de L'Argenteria fue clausurada y la empresa inici¨® su nuevo rumbo preol¨ªmpico. A m¨ª me pasa algo parecido, pues el local que ahora se cierra s¨®lo comparte con el anterior el nombre; y lo que pierde Barcelona no es un punto emblem¨¢tico a escala sentimental, sino, lo que no es poco, un excelente local de aforo medio con cuya ausencia va a ser m¨¢s dif¨ªcil programar en nuestra ciudad seg¨²n qu¨¦ conciertos.Tambi¨¦n a m¨ª me cerraron Zeleste hace muchos a?os y ya derram¨¦ las l¨¢grimas preceptivas, pero Dios me libre de convertirlo en el Bocaccio de mi generaci¨®n y de dar la brasa a mis menores con mis batallitas: gauche divine, afortunadamente, no hay m¨¢s que una. Mi Zeleste, adem¨¢s, es el de Sisa, Pau Riba, Gato P¨¦rez, el Flavi¨¤ y el Tr¨®pico, no el de aquella aburrida m¨²sica layetana, jazz¨ªstica y cargada de pretensiones, de aquel equivalente sonoro, siguiendo con los s¨ªmiles intergeneracionales, de la Escuela de Barcelona. Y de esa gente, la mitad est¨¢n muertos y la otra mitad bebe agua mineral y considera una excursi¨®n excesiva para su edad desplazarse hasta Poblenou (la ¨²ltima vez que lo hice fue para ver a Flaco Jim¨¦nez, y de eso hace ya siete u ocho a?os).
O sea, que del Zeleste de antes al de ahora media la misma distancia que va de Star trek a Star trek: the next generation. La ¨²nica diferencia es que aqu¨ª el actor que da vida al capit¨¢n Kirk y a Jean-Luc Picard es el mismo y se llama V¨ªctor Jou.
Hace unos d¨ªas le llam¨¦ y not¨¦ que el hombre no ten¨ªa muchas ganas de hablar. Yo estoy fuera del mundo, fue su cr¨ªptico comentario al respecto. Me dijo que me llamar¨ªa en un par de d¨ªas, no lo hizo, y yo, que si fuera un periodista de verdad me habr¨ªa dedicado a acosarle, respet¨¦ su voluntad: aprecio demasiado a V¨ªctor para, a mi edad, disfrazarme de paparazzo. Intuyo que no lo est¨¢ pasando muy bien y puede que se est¨¦ preguntando por qu¨¦ se meti¨® en el fregado del cambio de sede, de ese renovarse o morir que ha acabado siendo un renovarse y morir.
V¨ªctor es un tipo excelente pero, en mi opini¨®n, es demasiado zen para el mundo en que se ha visto obligado a moverse. Todas las conversaciones que he mantenido con ¨¦l desde que le conozco han estado salpicadas por sus omnipresentes bostezos no porque le aburriera mi charla, sino porque es un hombre que exhibe una placidez propia del fatalista que no espera gran cosa de la vida, aunque siempre est¨¦ dispuesto a disfrutar de lo bueno que ¨¦sta le ofrezca. Una vez, en Cadaqu¨¦s, le vi pescando con la mirada perdida y era la viva imagen de la sabidur¨ªa: seguramente, cuando un pez pic¨® cuatro o cinco horas despu¨¦s, V¨ªctor lo acarici¨® y lo devolvi¨® al mar.
Conociendo moderadamente a este santo var¨®n, uno nunca comprendi¨® por qu¨¦ se li¨® la manta a la cabeza, cerr¨® su hist¨®rico local y se lanz¨® a ejercer de empresario a lo grande. S¨ª, corr¨ªan tiempos de euforia preol¨ªmpica y muchos quisieron creer que Poblenou seguir¨ªa los pasos de barrios neoyorquinos como el Bowery o TriBeCa, pero no fue as¨ª. ?Convenci¨® alguien a V¨ªctor de la necesidad del traslado o se convenci¨® a s¨ª mismo? ?Se contagiaron ¨¦l y Rafael Moll del entusiasmo de los socialistas que, seg¨²n se comentaba por aquel entonces, hab¨ªan elegido el nuevo Zeleste como buque insignia en el que celebrar sus congresos y dem¨¢s cachupinadas?
Ya sabemos qui¨¦n enga?¨® a Roger Rabbit, pero a¨²n no hemos averiguado qui¨¦n enga?¨® a V¨ªctor Jou. Vale, tal vez no le enga?¨® nadie, pero yo siempre he tenido la impresi¨®n de que de alguna parte llegaron unos sue?os de grandeza que nunca se convirtieron en realidad, de que V¨ªctor se vio metido en unos planes gloriosos que al final no lo fueron tanto, de que el cambio de sede tra¨ªa emparejada la p¨¦rdida de identidad y de que el nuevo Zeleste ten¨ªa tanto que ver con el antiguo como el Studio 54 del Paralelo con el de Nueva York.
El d¨ªa 9 de este mes Barcelona pierde una estupenda sala de conciertos, pero al aut¨¦ntico Zeleste lo perdi¨® hace tiempo, cuando el ¨²nico empresario zen en la historia de Catalu?a decidi¨® comportarse como un empresario a secas. Ambas muertes son tristes, y cada generaci¨®n puede llorar la que sienta m¨¢s cercana. Lo que nunca entender¨¦, a no ser que V¨ªctor me lo explique alg¨²n d¨ªa, a ser posible entre bostezos, es por qu¨¦ James T. Kirk decidi¨® convertirse en Jean-Luc Picard.
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