D¨ªa de Ira en Jerusal¨¦n
Dif¨ªcil es ver, salvo en el bombardeo de una ciudad, tantas mujeres llorando y ni?os aferrados a los faldones de sus madres como ayer en Jerusal¨¦n. Casi imposible es percibir mayor odio entre colectivos humanos que el demostrado ayer por j¨®venes musulmanes y fuerzas israel¨ªes en la peque?a guerra que ayer libraron, en la esplanada de Haram El Sharif despu¨¦s de la oraci¨®n musulmana del viernes y hasta la noche en sus inmediaciones. Y triste es concluir que las decenas de j¨®venes palestinos heridos ayer junto a la Puerta de los Leones en Jerusal¨¦n Este, los diez muertos a sumar a los casi ochenta de la semana, son un mero balance provisional que habr¨¢ de revisarse d¨ªa a d¨ªa, nadie sabe hasta cuando.En Par¨ªs, en Washington y en El Cairo se buscan soluciones para retornar a un proceso de paz que ayer en Jerusal¨¦n nadie recordaba entre la Puerta de los Leones y el arco de Bab Hutta, donde comienza lo que el mundo conoce como la V¨ªa Dolorosa, el trayecto recorrido seg¨²n los Evangelios por Cristo con la cruz. Las piedras volaban hacia las posiciones tomadas por la polic¨ªa israel¨ª, las granadas de gases lacrim¨®genos, las balas de caucho y las otras lo hac¨ªan en sentido contrario. Las ambulancias hac¨ªan cola, como en atasco dominical, para recoger heridos. Y el suelo de roca blanca estaba cubierto de piedras convertidas en armas por los inermes, hierros torcidos, cristales y manchas de sangre. Durante cerca de ocho horas, las fuerzas israel¨ªes, j¨®venes en servicio militar pero tambi¨¦n fuerzas especiales, armados hasta los dientes, fueron incapaces de dispersar a unos centenares de palestinos aun menores que el recluta m¨¢s biso?o.
Es posible, seg¨²n los bienpensados, que intentaran causar el menor da?o posible. Puede que el Gobierno se resienta ante tanta cr¨ªtica interior y exterior por la disparatada desproporcionalidad entre los medios de los j¨®venes palestinos y las armas a que han recurrido las fuerzas israel¨ªes. Pero adem¨¢s es imposible evitar la impresi¨®n al ver a ni?as de 19 a?os uniformadas con su fusil de asalto y su porra animando a compa?eros a disparar m¨¢s, a un soldado que tiene que ser castigado por su superior por darle una patada ante testigos a un chico musulm¨¢n herido y a jovencitos de paisano ostentando el poder¨ªo que confiere una pistola ametralladora Uzi ante adolescentes desarmados, que Israel debiera estar m¨¢s interesado que nadie en hacer concesiones para la paz porque es su propia sociedad la que est¨¢ enfermando con esta espiral.
El balance del D¨ªa de la Ira tiene as¨ª el balance acostumbrado: muertos y heridos palestinos y mayor obsesi¨®n de este pueblo por conseguir que los israel¨ªes tambi¨¦n celebren pronto funerales. ?Comenz¨® la tragedia de ayer cuando j¨®venes palestinos lanzaron piedras desde la explanada hacia el Muro de Lamentaciones? ?Comenz¨® cuando hace ocho d¨ªas el sumo sacerdote del odio que es el pol¨ªtico derechista israel¨ª Ariel Sharon entr¨® con centenares de polic¨ªas en dicho recinto sagrado musulm¨¢n de Haram El Sharif provocando los primeros incidentes que han llevado a la semana m¨¢s tr¨¢gica de sangre, violencia y odio desde que existe el Estado de Israel, guerras excluidas? ?O cuando entraron en 1967, precisamente por la puerta de los Leones, las tropas israel¨ªes en Jerusal¨¦n oriental? Ayer, los palestinos quemaron all¨ª la comisar¨ªa israel¨ª. Una columna de humo alta y oscura ascend¨ªa sobre el cielo de Jerusal¨¦n. Fue su victoria simb¨®lica del d¨ªa. Pero en realidad todos perdieron. Unos a sus hijos, otros el alma. Todos un poco m¨¢s de su futuro
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