Qu¨¦ televisi¨®n p¨²blica y c¨®mo pagarla
El Gobierno se propone asumir la gigantesca deuda de la radiotelevisi¨®n p¨²blica, pero no se sabe si para privatizarla luego, como sospecha la oposici¨®n y niega el Ejecutivo, o para que siga endeud¨¢ndose despu¨¦s de poner el marcador a cero. No se sabe, porque, en contra de lo propuesto por los propios directivos de RTVE, la decisi¨®n se ha tomado sin definir antes el modelo de radio y televisi¨®n p¨²blica que se quiere para el futuro: no es lo mismo una peque?a televisi¨®n p¨²blica de calidad que una televisi¨®n que, con la ventaja de la subvenci¨®n, compite por la audiencia y por la publicidad con las privadas mediante una programaci¨®n similar. El Consejo de Ministros aprob¨® el viernes la propuesta de adscribir RTVE a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), entidad heredera del viejo INI, con el fin de sanear su desastrosa situaci¨®n financiera (660.000 millones de deuda) e introducir en su gesti¨®n criterios empresariales. La propuesta forma parte del paquete de medidas incluidas en la Ley de Acompa?amiento de los Presupuestos de 2001, que deber¨¢ aprobar el Parlamento antes de fin de a?o.
En Espa?a, las televisiones p¨²blicas, estatales y auton¨®micas, manejan unos presupuestos que suman cerca de 400.000 millones de pesetas; m¨¢s de la mitad, 240.000 millones, corresponden a RTVE. Ese presupuesto se sufraga, en parte, con ingresos propios (publicidad), y en parte, con fondos p¨²blicos, v¨ªa subvenciones; pero tambi¨¦n mediante cr¨¦ditos avalados por el Estado. En el caso de RTVE, la subvenci¨®n anual cubre apenas el 5% del presupuesto; el resto del d¨¦ficit (m¨¢s de 120.000 millones el a?o pr¨®ximo) se cubre mediante cr¨¦ditos. Es una forma de enmascarar la realidad, porque, a la larga, la deuda acumulada acaba siendo asumida por el Estado.
Se trata, pues, de una forma encubierta de subvenci¨®n. En parte, para esquivar los condicionantes de la Uni¨®n Europea a las ayudas p¨²blicas -por su incidencia en la libre competencia-, y en parte, por otros motivos. El caso es que, a finales del a?o pr¨®ximo, la deuda acumulada por RTVE rondar¨¢ los 800.000 millones de pesetas, lo que supone unos intereses anuales de unos 40.000 millones. Por supuesto, ninguna empresa podr¨ªa sobrevivir con un condicionamiento financiero tan enorme. ?Est¨¢ justificado que el Estado asuma esa deuda y, en general, que financie una radiotelevisi¨®n p¨²blica a este coste? No hay por qu¨¦ darlo por supuesto. Primero habr¨¢ que definir -en el Parlamento- qu¨¦ se quiere que sea la televisi¨®n p¨²blica en una situaci¨®n que ya no es de monopolio.
El modelo espa?ol re¨²ne lo peor de los existentes en otros pa¨ªses: una televisi¨®n subvencionada, que es gubernamental antes que p¨²blica, y que compiten de manera ventajista con las cadenas privadas en la lucha por la audiencia y la publicidad con programas a menudo igual de deleznables. El debate sobre c¨®mo acabar con esa situaci¨®n, criticada por el PP desde la oposici¨®n y asumida luego como inevitable, es previo a la decisi¨®n sobre la gesti¨®n y la deuda.
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