Estampas de la tauromaquia eterna
Sali¨® un primer victorino que era una verg¨¹enza por sus enjutas hechuras y por su perniciosa invalidez y est¨¢bamos en la t¨®nica de la moderna tauromaquia; la de la corrupci¨®n, la mediocridad y el desesperante aburrimiento. Alguien propuso irse, alguien se iba a quemar a lo bonzo: ?Oh, no! ?Con los victorinos, no! Pero pasado el trance del victorino tirilla e inv¨¢lido la tauromaquia fue restablecida en sus justas esencias. Y hubo toreros con mando en plaza que supieron resucitar algunas de aquellas a?ejas estampas que la alzaron a la gloria y la llevaron a la eternidad.Sin el toro no habr¨ªa podido ser. Aficionados al moderno estilo se andan ahora con que hay un torero de la otra galaxia. Lo ves torear al natural o pegar la manoletina y oh, si, es de otra galaxia. Disimulando lo de la manoletina, que invent¨® Llapisera y hab¨ªa sido desterrada de la fiesta por bufa, a uno se le ocurre preguntar por el toro, c¨®mo era. Y entonces los enfervorizados gal¨¢cticos carraspean, "bueno" -conceden- "embest¨ªa como una oveja, pero de haber embestido como un toro el ¨ªdolo de la galaxia le hubiera dado los naturales y las manoletinas igual".
Victorino / Espl¨¢, Zotoluco, Moreno
Toros de Victorino Mart¨ªn, 1?, inv¨¢lido intolerable y 6?, top¨®n deslucido, mal presentados; resto bien presentados, con casta, emocionantes, dificultosos; 4?, noble.Luis Francisco Espl¨¢: pinchazo y estocada corta (silencio); estocada corta tendida ca¨ªda (oreja). Zotoluco: pinchazo hondo y rueda de peones (ovaci¨®n y tambi¨¦n pitos cuando saluda); tres pinchazos y dos bajonazos (pitos). Jos¨¦ Luis Moreno: media estocada tendida, rueda de peones y tres descabellos (silencio); dos pinchazos y estocada (silencio). El picador Efr¨¦n Acosta fue largamente ovacionado por su actuaci¨®n en el 5?. Se guard¨® un minuto de silencio en memoria de Antonio Bienvenida, de quien se conmemor¨® el 25? aniversario de su muerte el d¨ªa anterior. Plaza de Las Ventas, 8 de septiembre. 6? corrida de feria. Lleno.
El movimiento se demuestra andando, pero en fin.
El movimiento y la torer¨ªa, y la enjudia de las m¨¢s caras suertes se demostraron con el toro victornio, de trap¨ªo ya irreprochable a partir del segundo y con una casta brava que les permit¨ªa vender caras sus vidas. Zotoulco firm¨® la primera estampa de la tauromaquia eterna. La faena de muleta que realiz¨®, a toma y daca, no logr¨® dominar la encastada embestida y el toro le peg¨® una voltereta tremenda seguida de un impresionante paliz¨®n. Repuesto Zotoluco, mont¨® la espada, entr¨® en corto y por derecho y cobr¨® un pinchazo hondo en la yema que tir¨® al victorino sin puntilla. Un volapi¨¦ tal cual dictan las normas de la tauromaquia cl¨¢sica.
Luis Francisco Espl¨¢ es paradigma de la torer¨ªa en todos los lances. Aunque no siempre al lidiar pues a veces su t¨¦cnica lidiadora ri?e con la l¨®gica. Si el toro (caso del tullido primero) en un encuentro con el caballo ha denotado mansedumbre, a qu¨¦ viene colocarlo all¨¢ en las quimbambas y esperar a que se arranque si le da la gana, que no le dio.
El cuarto sac¨® un trap¨ªo apabullante. Plantarle cara ya ten¨ªa m¨¦rito y Espl¨¢ lo lidi¨® con serenidad y sabidur¨ªa. Recordaba a Antonio Bienvenida. No es la primera vez... Aquella faena de Espl¨¢ al Miura Dadito en Valencia, a un servidor le record¨® tambi¨¦n el toreo de Antonio Bienvenida
Luis Francisco Espl¨¢ no es que imite a Bienvenida -qu¨¦ va- pero en ambos alienta la misma concepci¨®n del arte de torear y la esencia que derraman es similar. D¨¦cadas atr¨¢s no se hubiese notado tanto pues casi toda la torer¨ªa andaba a lo mismo. Sin embargo con la tauromaquia corrupta y bufa que hoy domina y sus sensaciones gal¨¢cticas, que llegue un torero derramando las esencias de la tauromaquia eterna pone a cien los corazones y golosos los paladares.
Las derram¨® Espl¨¢ con las trincheras y los cambios de mano, con los naturales de frente, con la suavidad de los redondos en el toro de apabullante envergadura, que hab¨ªa brindado, precisamente, al hermano de Antonio Bienvenida, ?ngel Luis. Todo un s¨ªmbolo.
Los victorinos no es que viniesen de dulce. Los de Jos¨¦ Luis Moreno, derrotaban y se revolv¨ªan fieros, descomponiendo al torero, que no encontraba recursos para salvar aquellas intemperancias. El que hizo quinto sac¨® tambi¨¦n una agresividad que descontrol¨® a Zotoluco. No obstante la lidia de aquel toro dio ocasi¨®n a otra estampa de la tauromaquia que permanec¨ªa perdida en la noche de los tiempos. La revivi¨® el picador mexicano Efr¨¦n Acosta. Haciendo la suerte de frente, manteniendo en alto la vara para tenderla justo en el momento del embroque, consum¨® tres puyazos de antolog¨ªa y puso a la plaza en pie.
La plaza en pie, aclamando a un picador. La emoci¨®n del toro ¨ªntegro. El arrebato est¨¦tico de las suertes ejecutadas en pureza... Tal es la fiesta ¨²nica. S¨®lo para toreros aut¨¦nticos. Quiz¨¢ por eso, los que no, la quieren tirar a la basura.
Babelia
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