Ciencia y fatalismo
Nancy J. Rothwell advert¨ªa recientemente en la revista Nature sobre la necesidad de comunicar la ciencia no en forma de afirmaciones de hechos, ya que este sistema no resultaba en una comprensi¨®n m¨ªnima de lo que descubre la ciencia y de lo que es la misma ciencia. El subt¨ªtulo de su trabajo era bien expl¨ªcito: "El apetito de los humanos por la ciencia no debe ser despertado con una dieta de s¨®lo hechos". Hay que buscar una forma de comunicaci¨®n que permita entender los resultados de la ciencia en el contexto de la actividad cient¨ªfica humana y de toda la actividad humana.Estas consideraciones me han parecido de particular inter¨¦s una vez que el descubrimiento del genoma humano ha ocupado las mejores p¨¢ginas de los peri¨®dicos. Tengo la impresi¨®n de que si recibimos informaciones desnudas sobre estas cuestiones, sin un criterio ecu¨¢nime y una ponderaci¨®n de su significado, vamos a caer f¨¢cilmente en formas de fatalismo. Me temo mucho que si alg¨²n aspecto de la persona puede atribuirse a los genes, es decir, es algo som¨¢tico, una reacci¨®n frecuente ser¨¢ "a m¨ª me ha tocado esto, ?que le vamos a hacer?".
Cuando este dato se refiere a las enfermedades hay una cierta esperanza de rebasar el puro fatalismo, ya que se habla con frecuencia de terapias g¨¦nicas, es decir, de terapias que pretenden modificar los aspectos perjudiciales de determinadas caracter¨ªsticas gen¨¦ticas. M¨¢s dif¨ªcil me parece y, en ciertos aspectos, m¨¢s abocado a un fatalismo pernicioso e inadecuado es todo lo que se refiere a aquellos factores gen¨¦ticos que se manifiestan en t¨¦rminos de actuaciones humanas, de tendencias en el temperamento, de caracter¨ªsticas del car¨¢cter, individual y colectivo. "Soy ( o somos) as¨ª, ?qu¨¦ le vamos a hacer?". La educaci¨®n se basaba, y se basa a¨²n mayormente, en el supuesto de que nuestras acciones, nuestras tendencias de comportamiento, nuestros modos de reaccionar y actuar, eran fruto solamente de la cultura, entendida la palabra cultura como algo que escapa a los elementos som¨¢ticos de las personas. Por ello, todo lo que es "natural", es decir, no cultural, es algo pr¨¢cticamente inmodificable. Esta actitud forma parte de la llamada falacia naturalista que afirma que los dictados de la naturaleza no pueden ser modificados.
Estamos llegando a un punto en que esta opini¨®n ha de pasar a ser inadecuada. Nuestra cultura es, tambi¨¦n, fruto de nuestro c¨®digo gen¨¦tico. Es particularmente importante reflexionar sobre ello. Si aceptamos el fatalismo al que nos llevar¨ªa la afirmaci¨®n de que lo natural es, pr¨¢cticamente, inmodificable, llegar¨ªamos a posturas tan peligrosas como falsas, tales como el racismo o la aceptaci¨®n de que no vale la pena gastar dinero en pretender cambiar la manera de ser de un individuo o de una comunidad. Algo de esto parece que quieren hacer las compa?¨ªas de seguros a la hora de contratar sus servicios, referidos a las condiciones de salud de sus asegurados. Existe una terapia g¨¦nica y debe existir una educaci¨®n que, no cerrando los ojos al hecho real de la importancia de los componentes gen¨¦ticos en los propios aspectos de la cultura y comportamiento de individuos y grupos humanos, permita plantear la cuesti¨®n esencial de la educaci¨®n, es decir, la modificaci¨®n de los aspectos torcidos de la personalidad y el apoyo al desarrollo de los aspectos correctos. Quiz¨¢ podr¨ªamos enterrar a Rousseau y tendr¨ªamos perspectivas mejores en educaci¨®n.
Salvador Reguant es catedr¨¢tico em¨¦rito de Geolog¨ªa de la Universidad de Barcelona (reguant@geo.ub.es).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.