Barcelona, Sydney, Sevilla, Madrid LUIS BASSAT
El pasado 1 de octubre, a eso de las doce de la ma?ana, sub¨ª al piso 33 del hotel Regent de Sydney para felicitar a Juan Antonio Samaranch por el ¨¦xito de sus ¨²ltimos Juegos Ol¨ªmpicos como presidente. Charlamos un buen rato. De Barcelona y de Sydney. De lo que significaba hacer los Juegos ocho a?os despu¨¦s del gran ¨¦xito de Barcelona. De c¨®mo ese tiempo hab¨ªa servido para hacer unos Juegos a¨²n m¨¢s grandes. Luego, camino del estadio para presenciar la ceremonia de clausura, record¨¦ que la carrera de Samaranch como presidente del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional no ha sido nada f¨¢cil. Empez¨® en 1980, justo al acabar los Juegos de Mosc¨², tristemente famosos por el boicoteo de Estados Unidos. Despu¨¦s vinieron los Juegos de Invierno en Sarajevo, y luego sus primeros Juegos de Verano. Busc¨® una ciudad que quisiera organizarlos. Esa ciudad fue Los ?ngeles, que no tuvo rival, ya que fue la ¨²nica que present¨® su candidatura. Los Juegos de Verano continuaron en Se¨²l, con el problema entre las dos Coreas, que Samaranch nunca ha olvidado y ha trabajado infatigablemente hasta conseguir que desfilaran juntas en Sydney. Cuatro a?os despu¨¦s, la apuesta por Barcelona, en dura competencia con Par¨ªs y otras importantes ciudades del mundo.Recuerdo que cada vez que le presentaba un avance sobre las ceremonias de inauguraci¨®n y clausura me preguntaba: "?Quedaremos bien?", y usaba el plural no para hablar de ¨¦l o de m¨ª, sino de toda la ciudad. Atlanta no fue f¨¢cil para nadie, empezando por la decepci¨®n de los griegos, que creyeron tener los Juegos del centenario garantizados. Estuve en Atlanta, a petici¨®n de Samaranch, cuatro veces para intentar ayudar gracias a mi experiencia de Barcelona, pero actuaron como si de eso supieran m¨¢s que nadie en el mundo. No hicieron los mejores Juegos de la historia que, por el potencial de la ciudad y el pa¨ªs, hubieran podido hacer.
Desde Atlanta hasta Sydney, la prensa mundial no trat¨® bien a Samaranch. Se le quiso hacer responsable de problemas individuales de algunos miembros del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional que ¨¦l resolvi¨® eficazmente modificando la organizaci¨®n y dej¨¢ndola preparada para el futuro.
Y por fin Sydney, donde Samaranch se jugaba mucho. Sus ¨²ltimos Juegos Ol¨ªmpicos como presidente. Cuando se retire dentro de algo menos de un a?o, en Mosc¨², Samaranch ser¨¢, despu¨¦s del bar¨®n Pierre de Coubertin, el presidente que habr¨¢ estado m¨¢s tiempo al frente del COI: 21 a?os. Y Sydney deb¨ªa ser, como fue, el mejor de los finales a su carrera al frente de la instituci¨®n deportiva m¨¢s importante del mundo. Cuando vi la ceremonia inaugural ya tom¨¦ conciencia de que Sydney iba a echar el resto. Un estadio ol¨ªmpico magn¨ªfico acogi¨® una ceremonia que fue de menos a m¨¢s y se convirti¨® en un espect¨¢culo extraordinario, tal vez excesivamente inspirado en Barcelona, lo cual nos honra, pero con m¨¢s medios, como me comentaba ayer Carles Pedrissa, de La Fura dels Baus. La ceremonia de inauguraci¨®n de unos Juegos suele marcar el estilo de lo que suceder¨¢ en los d¨ªas siguientes. Recuerdo que en 1990, el entonces alcalde de Barcelona Pasqual Maragall me dijo que la ¨²nica diferencia entre los 100 metros libres de Los ?ngeles y de Barcelona eran los participantes y los espectadores. Y lo que marcaba la diferencia entre unos Juegos y otros estaba en nuestras manos, porque era la ceremonia de inauguraci¨®n. As¨ª que Sydney empez¨® con buen pie.
El extraordinario parque ol¨ªmpico estaba situado a unos 25 kil¨®metros del centro de la ciudad, perfectamente comunicado por metro, carretera y por el r¨ªo Parramate en c¨®modos overcrafts. Con pocas excepciones como la vela, las primeras eliminatorias de f¨²tbol y waterpolo, el boxeo y alg¨²n deporte m¨¢s, se pod¨ªa ver casi todo sin salir de ese magn¨ªfico parque ol¨ªmpico, de arquitectura modern¨ªsima, con formas que recuerdan la archifamosa ¨®pera de Sydney, del arquitecto J?rn Utzon. El urbanismo hac¨ªa pensar bastante en la Expo de Sevilla, con una gran avenida central y fant¨¢sticos edificios a los lados.
La ciudad entera de Sydney, que tiene, en mi opini¨®n, el puerto m¨¢s bonito del mundo, se volc¨® con sus Juegos y especialmente con los deportistas australianos, que adem¨¢s, respondieron magn¨ªficamente a las expectativas, ganaron nada menos que 58 medallas y quedaron solamente por detr¨¢s de EE UU, Rusia y China, que multiplican por much¨ªsimo los 19 millones de habitantes de Australia.
Ya he dicho que la organizaci¨®n fue impecable. Cada partido, cada carrera, cada actuaci¨®n, empez¨® puntualmente a la hora prevista. Claro que eso es una exigencia de las retransmisiones televisivas, pero no es f¨¢cil conseguirlo. Los voluntarios australianos merecen un punto y aparte. Personas mayores en general, sonrientes siempre, que te preguntaban, al salir de una instalaci¨®n, si te lo hab¨ªas pasado bien, y que si te ve¨ªan perdido no se conformaban con indicarte el camino, sino que se ofrec¨ªan amablemente a acompa?arte. En el aspecto deportivo, los espa?oles no podemos sentirnos satisfechos, a pesar de que nuestros deportistas han dado de s¨ª todo lo que pod¨ªan y m¨¢s. He visto hombres hechos y derechos llorando despu¨¦s de ver que los miles de horas de esfuerzo y sacrificio no han tenido recompensa. La voluntad ha estado presente, pero los medios tal vez no.
Es dif¨ªcil que Atenas pueda mejorar los Juegos de Sydney, aunque tiene muchas cosas a favor: all¨ª nacieron los Juegos Ol¨ªmpicos y est¨¢ en Europa, que en cuanto a horarios para las retransmisiones televisivas es ideal. Despu¨¦s de Atenas, los Juegos de Verano pueden ser en Pek¨ªn, Estambul, Osaka, Par¨ªs o Toronto. A nosotros nos conviene mucho que gane una ciudad no europea para poder optar con m¨¢s posibilidades de ¨¦xito a los Juegos del 2012. Sevilla o Madrid o, por qu¨¦ no, las dos ciudades a la vez. Habr¨¢n pasado 20 a?os desde los inolvidables Juegos de Barcelona. Ser¨¢ una magn¨ªfica ocasi¨®n para que Juan Antonio Samaranch, a quien Barcelona deber¨ªa ya dedicarle una calle, proclame entonces a sus futuros 92 a?os, como presidente de honor del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional, que los Juegos de Sevilla o de Madrid, o de las dos ciudades a la vez, han sido los mejores de la historia.
Luis Bassat es publicista.
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