Los familiares acusan al geri¨¢trico de Reus de maltratar a los ancianos
Las declaraciones de los hijos de dos de los ancianos que residieron en el geri¨¢trico Catalunya Llar, de Reus, dieron ayer un vuelco al juicio que se sigue en la Audiencia de Tarragona contra los propietarios del centro, una empleada y un m¨¦dico. Despu¨¦s de que los acusados presentasen la residencia como ejemplar y en la que no suced¨ªa ning¨²n hecho anormal, los familiares sembraron ayer la duda al asegurar que cre¨ªan que sus padres fueron sedados y sometidos a malos tratos.
Alguna contradicci¨®n
"Dieron un baj¨®n en cuatro d¨ªas. Adelgazaron y mi padre s¨®lo dorm¨ªa". El testimonio m¨¢s contundente que se oy¨® ayer en la sala fue el de Josefa Vidal Vent¨®s, la hija de Josep Maria Vidal y Maria Vent¨®s, unos ancianos que s¨®lo estuvieron unos meses en el centro, pero durante la estancia falleci¨® Josep Maria Vidal. No ten¨ªan intimidad en las visitas, que se realizaban en el comedor comunal y en el que siempre estaba presente alg¨²n empleado de la residencia. Sus padres no se quejaron del trato en el centro "porque dejaron de hablar, estaban adormilados". Aun as¨ª, los ancianos le llegaron a comentar que en algunas ocasiones el padre se ca¨ªa de la cama "y se pasaba la noche en el suelo" porque Josep Maria Mengual, propietario del centro, "tardaba mucho rato en auxiliarlo". La residencia, seg¨²n el relato que ofrecieron los familiares ante el tribunal, "ol¨ªa mal, era un olor que se te met¨ªa en la nariz, y hab¨ªa un mont¨®n de moscas". El matrimonio Vidal fue internado por deseo de una de las hijas, que se turnaban en el cuidado de los ancianos. De acuerdo con el testimonio de Josefa Vidal, su padre no precisaba silla de ruedas ni pa?ales cuando entr¨® en Catalunya Llar. A los pocos d¨ªas, s¨ª.
Tras la muerte del padre, Josefa Vidal, a quien correspond¨ªa por turno el cuidado de la madre, hall¨® en el equipaje de ¨¦sta "una jeringuilla con sangre". Seg¨²n su testimonio, Maria Vent¨®s sali¨® del centro sedada, "tambi¨¦n ten¨ªa huellas de pinchazos en el brazo" y una llaga en la pierna, causada por el uso de la silla de ruedas, que no ten¨ªa cuando la internaron.
De acuerdo con el relato realizado en su d¨ªa ante el juez por la viuda de Josep Maria Vidal, el propietario hab¨ªa amenazado a su marido. "Le dijo que si no se portaba bien, ir¨ªa al m¨¦dico y entonces... hizo una se?al con el pulgar hacia abajo". La mujer relat¨® que en una ocasi¨®n en que su esposo vomit¨® la comida, Gl¨°ria Pan¨¦, tambi¨¦n propietaria del geri¨¢trico, "dijo que si no quer¨ªa eso, no hab¨ªa nada m¨¢s". Pese a que en la autopsia practicada al cuerpo de Vidal se hallaron restos de detergente y colonia, el fiscal no hizo ninguna alusi¨®n a ello en la vista de ayer.
Los dos testimonios se completaron con el de Josep Vidal Vent¨®s, hijo del matrimonio, quien corrobor¨® lo afirmado por su hermana, aunque incurri¨® en alguna contradicci¨®n, como la de asegurar que su madre s¨ª ten¨ªa una llaga en la pierna cuando fue internada o que su padre padec¨ªa sordera y adelgazaba mucho, extremos que fueron muy resaltados por los abogados defensores, que ya avanzaron ayer cu¨¢l ser¨¢ su estrategia para deslegitimar el testimonio de los familiares: si hab¨ªan detectado irregularidades en la residencia, ?por qu¨¦ no lo denunciaron?Una de las cuestiones en las que m¨¢s insistieron ayer las defensas fue en la incongruencia de Josefa Vidal al dejar en el centro a su madre, al menos durante 15 d¨ªas despu¨¦s del fallecimiento de su marido. La conspiraci¨®n que supuestamente el matrimonio Mengual padeci¨® por parte de las trabajadoras del centro tambi¨¦n aflor¨®: una de ellas llam¨® a Josefa Vidal para alertarla de la supuesta situaci¨®n de malos tratos.
Los Mengual, la trabajadora del centro, Amelia Castellnou, y el m¨¦dico Pere Gomis, cuyo testimonio finaliz¨®, que se enfrentan a penas que suman 222 a?os de prisi¨®n por cuatro homicidios, escucharon ayer impert¨¦rritos las declaraciones de los testigos.
Pasar la noche en el suelo
El testimonio de Josefa Vidal ante el tribunal fue posterior a la lectura de la declaraci¨®n que su madre, Maria Vent¨®s, ya fallecida, realiz¨® ante el juez de instrucci¨®n a los pocos meses de la clausura del geri¨¢trico por orden judicial. De acuerdo con esta versi¨®n, la comida en el asilo era "siempre la misma, consistente en papilla por las noches", y todos los residentes eran obligados a llevar pa?ales.Su marido, al principio, "controlaba la orina, aunque luego no fue as¨ª y si se orinaba mucho, Mengual lo empujaba fuerte contra la cama y no lo cambiaba". A juicio de Maria Vent¨®s, les daban "muchas pastillas, una o dos por las noches", que dejaban a su marido "muy atontado, ya no ten¨ªa fuerzas", y que cuando ¨¦ste se ca¨ªa, el propietario le espetaba "que no iba a estar pendiente de ¨¦l toda la noche" y que a veces le dejaban en el suelo, tapado con una manta.
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