Tan cerca y tan lejos
Mejorada del Campo est¨¢ a dos pasos de Madrid (25 km) y entre dos autov¨ªas nacionales, la I y la III. Sobre el mapa posee, pues, unas excelentes comunicaciones con la capital y con el resto del planeta a trav¨¦s del cercano aeropuerto de Barajas. Pero el mapa no es el territorio, y cualquier habitante mejore?o sabe que esos 25 flamantes kil¨®metros que sobre el papel aparecen se?alizados con los gruesos trazos de las autopistas representan un enga?o, una falacia, porque el camino de Madrid a Mejorada, por una u otra v¨ªa, es, durante la mayor parte del d¨ªa y un tercio de la noche, paso de ingentes caravanas de veh¨ªculos, un trayecto que transcurre a marcha lenta y penosa, que se atasca en rotondas y sem¨¢foros cuando atraviesa populosas urbanizaciones, villas y pueblos dominados por una voraz fiebre constructora que coloniza eriales y desmontes a ambos lados de la carretera.?ste es el v¨ªa crucis, el calvario que han de sufrir a diario una buena parte de los 15.000 mejore?os que tienen en la capital sus puestos de trabajo. Mejorada del Campo, de villa realenga a municipio de Europa se titula el libro que recoge la cr¨®nica de esta localidad hist¨®rica que hoy se ha convertido en una pujante y moderna ciudad sin dejar de ser pueblo. Mejorada del Campo, villa realenga que el rey Felipe II tuvo que vender a particulares para enjugar el d¨¦ficit de su esquilmado erario, escap¨® siglos despu¨¦s de convertirse en ciudad dormitorio cuando sucesivas oleadas de inmigrantes atra¨ªdos por la presunta prosperidad de la capital fueron acampando en su territorio y sus campos de cultivo sirvieron de pasto a las inmobiliarias.
Algo deb¨ªan tener los mejore?os aut¨®ctonos, un esp¨ªritu que supieron contagiar a los reci¨¦n llegados, a los que trasmitieron su amor por el terru?o ahora sembrado de cemento y ladrillos. En las fiestas patronales de septiembre, dedicadas a la Virgen de las Angustias, es cuando mejor se aprecia la cohesi¨®n y la participaci¨®n ciudadana de los vecinos, divididos y multiplicados en pe?as, asociaciones, bandas de m¨²sica, clubes deportivos, grupos de majorettes o de danza, t¨ªpica y contempor¨¢nea.
Un programa de festejos repleto de citas, en el que no faltan los festejos taurinos, encierros, novilladas, corridas y un concurso nacional de recortadores de reses bravas que convoca a los m¨¢s ¨¢giles y bravos especialistas en el arte de la esquiva.
Las fiestas toman todos los rincones de la villa, calles y plazas, bautizadas con reconfortantes nombres, plaza del Progreso, plaza de la Ilustraci¨®n,plaza Primero de Mayo, avenida de la Concordia, calle de los Abogados Laboralistas o la discreta traves¨ªa del Jubilado.
Mejorada del Campo exhibe en estos y otros detalles su car¨¢cter de ciudad progresista, tradicionalmente gobernada por la izquierda. Desde hace un a?o, el poder municipal est¨¢ en manos de los socialistas, que han firmado un acuerdo program¨¢tico con los representantes de Izquierda Unida, que gobernaron en anteriores legislaturas.
El alcalde, Fernando Pe?aranda Corralero, contempla como su mayor reto el tema de las comunicaciones y los atascos de tr¨¢fico, un problema que se agravar¨¢ pronto si se efect¨²a la proyectada ampliaci¨®n del aeropuerto de Barajas, una pesadilla que afecta a varios pueblos m¨¢s de esta comarca tan cerca del cielo y tan lejos de la cercana ciudad de Madrid, madre de todos los desastres urban¨ªsticos y viarios.
Hacia el cielo se levantan las torres de la catedral imposible que en Mejorada construye un solo justo con sus propias manos. Justo Gallego, hombre de religi¨®n, vive desde hace d¨¦cadas consagrado a su magna y tit¨¢nica obra, que ha despertado el inter¨¦s de arquitectos como Norman Foster y de artistas como Miquel Barcel¨® y ha sido objeto de numerosos reportajes en medios de comunicaci¨®n de todo el mundo. Obra de un "loco a lo divino", el edificio es la ant¨ªtesis de la Torre de Babel, obra de humildad que no de orgullo, enteramente construida con materiales de derribo y con una sabia y mod¨¦lica utilizaci¨®n del reciclado. Una lecci¨®n de aprovechamiento en un mundo marcado por el derroche.
Al ver su s¨®lida estructura y sus rotundas aunque esbeltas torres nadie dir¨ªa que las columnas que la sostienen se hicieron rellenando de cemento tambores de detergente y sus ojos de buey se trazaron con ruedas de bicicleta. El justo iluminado no cesa ni un instante en su labor ingente, mientras a su alrededor se borran los gestos de incredulidad y las sonrisas esc¨¦pticas.
El otro monumento cristiano del patrimonio mejore?o, la capilla de San Fausto, es una peque?a joya del barroco, un prodigio de florituras y ornamentos recargados, el baldaquino que contiene las reliquias del m¨¢rtir reluce como una tarta nupcial en las ant¨ªpodas de la austera catedral de Justo en esta tierra de contrastes.
Queda poco del ayer en Mejorada, las casas r¨²sticas del casco viejo se van perdiendo entre modernos bloques, nuevos barrios, plazas y jardines, paseados y gozados por ni?os, adolescentes y jubilados.
En las fiestas de la Virgen de las Angustias viven y bullen las calles, rebosan las terrazas de bares y cafeter¨ªas y las cornetas y tambores acompa?an a varias compa?¨ªas de majorettes infantiles con botas altas, faldas cortas y bastones en el aire. Lo de las majorettes ha prendido entre la infancia mejore?a y hasta hay alg¨²n var¨®n que se siente marginado y pugna por romper el monopolio femenino.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.