IU aborda la elecci¨®n del nuevo coordinador con dos candidatos enfrentados y en un clima de crispaci¨®n
Izquierda Unida afronta ma?ana su 13? asamblea andaluza con la presi¨®n del rosario de descalabros electorales de los ¨²ltimos cuatro a?os y un largo recorrido de desencuentros entre sus dirigentes. Dos sectores muy definidos -el oficialista de Diego Valderas y el cr¨ªtico de Concha Caballero- se batir¨¢n en un congreso de alta tensi¨®n, cuya crisis se viene larvando desde la salida de la coordinaci¨®n de Luis Carlos Rej¨®n en 1996, cuando se hizo evidente el desmoronamiento del proyecto inicial de IU, tanto por el encontronazo en las urnas como por la marcha de tres de sus corrientes. Lo m¨¢s dif¨ªcil de esta asamblea, que se inicia pr¨¢cticamente en tablas, ser¨¢ el d¨ªa despu¨¦s; es decir, c¨®mo recomponer la cohesi¨®n.
Gane quien gane, el resultado ser¨¢ apretado, salvo sorpresas. Los partidarios de ambas candidatura est¨¢n repartidos en bloques muy cerrados, por lo que apenas existe margen para que una bolsa de supuestos indecisos incline la balanza hacia una abrumadora mayor¨ªa de una de las partes. La direcci¨®n de IU y del PCA, que apoya a Diego Valderas, ha proclamado ya la victoria del candidato oficial con un 62% sobre un 38%. Los cr¨ªticos de Concha Caballero sostienen que sus fuerzas alcanzan al menos un 49% de los apoyos.De lo ajustado del proceso da una idea la lucha encarnizada por los 548 delegados que asistir¨¢n a la asamblea, que comenzar¨¢ precisamente con la resoluci¨®n de impugnaciones en Almer¨ªa y Sevilla. Los compromisarios en juego ni siquiera alcanzan la decena.
Para entender qu¨¦ es lo que ha pasado en IU hasta llegar a este grado de crispaci¨®n, hay que mirar bastante para atr¨¢s y situarse en las elecciones auton¨®micas de 1996. La federaci¨®n hab¨ªa pasado dos a?os dorados en el Parlamento andaluz, donde con 20 diputados tuvo en su mano la oportunidad de determinar la pol¨ªtica de un PSOE sin mayor¨ªa en la C¨¢mara e inusitada debilidad. El juego pol¨ªtico le arrastr¨® a la famosa pinza con el PP de tr¨¢gicas consecuencias electorales, al bajar hasta los 13 esca?os y perder 86.000 votos.
El desconcierto del rev¨¦s en las urnas deriv¨® en una catarsis desordenada que se uni¨® al descontento que se hab¨ªa fraguado ya en tres corrientes internas: Los Verdes, el CAI y Nueva Izquierda. Luis Carlos Rej¨®n, que hasta entonces hab¨ªa ejercido de coordinador con un s¨®lido liderazgo, se vio abocado a dimitir espoleado por una suerte de conjura que pretend¨ªa el adelanto de la asamblea y que ten¨ªa preparado ya el recambio: el malague?o Antonio Romero, cuyo principal mentor en sus cuatro a?os de mandato ha sido el secretario general del PCA, Felipe Alcaraz.
El fracaso electoral casi no mereci¨® debate en el c¨®nclave extraordinario que eligi¨® a Romero. El plante de las corrientes d¨ªscolas, que posteriormente abandonaron la federaci¨®n, forz¨® un cierre de filas del PCA y el CUT, y Romero gan¨® con un 67% de los votos, pese que no era bien visto por los dirigentes de m¨¢s peso.
La ausencia de respaldo inicial se fue escorando progresivamente hacia posiciones extremas, con unas relaciones personales muy deterioradas, mientras IU iba encadenando batacazos electorales sin ser capaz de reaccionar a lo que ya era una ca¨ªda libre a los niveles m¨¢s bajos de su historia auton¨®mica.
Si el sector contrario a Romero y al aparato del PCA, que ahora encabeza Concha Caballero, estaba claramente perfilado casi desde la misma elecci¨®n del coordinador, la pregunta es: ?por qu¨¦ no plantaron batalla entonces y revelaron abiertamente sus discrepancias? La explicaci¨®n no es simple, y tiene una doble vertiente: la coincidencia con los preparativos de las elecciones municipales, primero, y auton¨®micas, despu¨¦s; y la condena grupal que recibe cualquier miembro de IU que traslade un problema interno a los medios de comunicaci¨®n, hecho que se considera una falta grave de deslealtad. Con frecuencia en las reuniones de sus ¨®rganos se escuchan acusaciones entre los asistentes de filtrar a la prensa, a la que se le considera una depredadora de "carnaza" para debilitar a la organizaci¨®n.
La ¨²ltima asamblea de noviembre pasado, casi en v¨ªsperas de la convocatoria de las elecciones auton¨®micas, pas¨® como un tr¨¢mite burocr¨¢tico y Antonio Romero fue reconfirmado como coordinador. Sus adversarios renunciaron a presentar alternativa para propiciar un cambio y prefirieron esperar al d¨ªa despu¨¦s de los comicios, de muy mal pron¨®stico. El resultado fue a¨²n peor de lo que apuntaban las previsiones m¨¢s pesimistas: se perdieron la mitad de votos y esca?os. En seis a?os y dos elecciones Izquierda Unida se hab¨ªa dejado en el camino 14 diputados. La crisis de la federaci¨®n, convertida ya en una olla a presi¨®n, toc¨® fondo y las diferentes posiciones afloraron con virulencia hasta convocar la asamblea extraordinaria de este fin de semana.
El coordinador que resulte elegido el domingo tendr¨¢ que hacer un especial esfuerzo de integraci¨®n para recomponer la cohesi¨®n que est¨¢ hecha a?icos, seg¨²n coinciden dirigentes de ambos bandos, que ven con preocupaci¨®n el desenlace de la asamblea. Tanto Valderas como Caballero est¨¢n de acuerdo tambi¨¦n en apoyar esta tarea en una renovaci¨®n real y en el alejamiento de los postulados y lecturas benignas que han colocado a IU al borde del abismo. La diferencia estriba, pues, en c¨®mo y, sobre todo, en qui¨¦n lo tiene que hacer.
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