Una cruz distinta para Chavela
El Consejo de Ministros condecora a la cantante mexicana, de 81 a?os
El Consejo de Ministros de ayer acord¨® conceder la Gran Cruz de Isabel la Cat¨®lica a Chavela Vargas, la cantante mexicana de 81 a?os que acu?¨® la Macorina, esa canci¨®n emblem¨¢tica para varias generaciones que se cantaba y se canta en los campus y en la guerrilla, que el pasado julio fue investida como sacerdotisa chamana, despu¨¦s de un costoso proceso inici¨¢tico, y que es un puente entre las dos orillas del castellano y entre las dos culturas mexicanas.La condecoraci¨®n le emociona hasta las l¨¢grimas. Y eso que Chavela no tiene la l¨¢grima f¨¢cil; muy al contrario, porque, como ella dice: "yo me cri¨¦ con machos mexicanos. Y no me tomaron como princesita".
Chavela Vargas naci¨® en Costa Rica, pero a los 14 a?os se fue, sola, a M¨¦xico. "Yo me fui a cantar, pero nadie me hac¨ªa caso, as¨ª que tuve que hacer de todo, hasta que de repente el tiempo se par¨® y triunf¨¦. Viv¨ªa en la azotea de un edificio, ba?¨¢ndome en el ba?o de las criadas, vend¨ªa cositas y cantaba. Una se?ora me prest¨® un coche y pusimos una agencia de criadas, y yo, en el cochecito, llevaba a las muchachas a las casas y ganaba dos pesos por cada una. Por 100 pesos al mes viv¨ªa. He hecho de todo, no me averg¨¹enzo de nada. De ah¨ª he llegado a donde estoy ahora".
De ah¨ª y del desierto, de lo que ahora llama su catarsis, el paso por el alcohol. Su "leyenda negra". Una leyenda que hablaba de disparos de pistola, de chicas secuestradas en su caballo blanco, brioso, por el paseo de Insurgentes. "Eso no hay que cre¨¦rselo", dice la cantante. "Monto a caballo, amo los caballos, pero el de mi leyenda era en realidad un Alfa Romeo blanco, y nunca secuestr¨¦ a nadie".
Chavela, cuyas canciones son valientes y claras en cuanto a sus preferencias sexuales, y que en su vida privada no ha vivido en ning¨²n armario, no ha querido hablar de este tema hasta ahora. A la pregunta de si le hab¨ªan hecho sufrir estas preferencias responde: "No, no. Eso tambi¨¦n forma parte de mi leyenda negra. La gente cree que los homosexuales sufrimos mucho. No es cierto. Somos iguales que los dem¨¢s. Es verdad que no somos muy bien vistos, la gente lo ve mal siempre y dan ganas de hacer de verdad esa canci¨®n m¨ªa que dice 'v¨¢monos donde nadie nos juzgue...'. Yo he tenido que luchar para ser yo y que se me respete, y llevar ese estigma, para m¨ª, es un orgullo. Llevar el nombre de lesbiana. No voy presumiendo, no lo voy pregonando, pero no lo niego. He tenido que enfrentarme con la sociedad, con la Iglesia, que dice que malditos los homosexuales... Es absurdo. C¨®mo vas a juzgar a un ser que ha nacido as¨ª. Yo no estudi¨¦ para lesbiana. Ni me ense?aron a ser as¨ª. Yo nac¨ª as¨ª. Desde que abr¨ª los ojos al mundo. Yo nunca me he acostado con un se?or. Nunca. F¨ªjate qu¨¦ pureza, yo no tengo de qu¨¦ avergonzarme. Si a ti te gusta un se?or y vives en pareja, y con un hijo, me parece muy bien, es muy bonito. Pero yo soy as¨ª. Mis dioses me hicieron as¨ª. Por algo es".
Los dioses de Chavela Vargas son los viejos dioses de M¨¦xico. El padre, "Quetzalcoatl, el espejo de la tarde, el dios que esperaban los aztecas y que confundieron con Hern¨¢n Cort¨¦s y les cort¨® la cabeza a todos", y la mar, Chicatlculique, "la de la falda plana, la del blanco copete de espumas", una mar con la que Chavela ha tenido relaciones contradictorias, contra la que ha disparado a veces su pistola, pero en la que encuentra su consuelo.
Ahora, Chavela tiene un discurso casi salmodiado, vive un ascenso m¨ªstico, va a los chamanes y la curan, ella misma es chamana, su mano izquierda sabe curar. "Es bell¨ªsimo", dice, "terminar as¨ª la vida. Mi iniciaci¨®n ha sido inconsciente. Mi catarsis fue el alcohol, que me llev¨® a las simas del infierno. Pero sal¨ª. Yo no tengo dinero, he ganado mucho y lo he gastado todo. Ahora tengo que prepararme para pasar al otro lado. Yo s¨¦ que no es morir, que es s¨®lo cambiar a un mundo donde no hay imposibles".
Para Chavela, la Gran Cruz de Isabel la Cat¨®lica es la culminaci¨®n que no se esperaba, aunque fuera distinguida ya con las m¨¢s importantes de M¨¦xico y de Argentina, y aunque su club de fans no conoce fronteras, ni siquiera las de la lengua. Y detr¨¢s de su humor y de su valent¨ªa hay mucha emoci¨®n. "Amor con amor se paga", dice. "Y yo amo a Espa?a m¨¢s que a nada".
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