"Las palabras siempre ser¨¢n m¨ªseras porque nunca pueden reconstruir la realidad"
Guillermo Carnero es enjuto, alto, pausado en el adem¨¢n, tiene los ojos claros y la luz del sol le deslumbra cuando posa para las fotos en la primera ma?ana del tard¨ªo oto?o alicantino. Acaba de ganar el Premio Nacional de Poes¨ªa por su obra Verano Ingl¨¦s (Tusquets), que public¨® a finales de 1999 tras nueve a?os de silencio editorial. En el cuenta la historia de amor entre un hombre y una muchacha 30 a?os m¨¢s joven que ¨¦l. Dice que ha intentado retratar una relaci¨®n amorosa de forma global: con sus nubes y sus rayos de sol. Ambas facetas se unen hilando versos que las convierten en materia literaria. Pregunta. El verano ingl¨¦s es nuboso e inestable. ?La historia de amor de su poemario tambi¨¦n lo es?
Respuesta. Todas lo son. En t¨¦rminos reales, no hay novedad. En el libro, la novedad quiz¨¢ est¨¢ en haberse apartado de la costumbre que parece mandar: que s¨®lo las partes nubosas de esas cosas se conviertan en literatura.
P. Su libro habla de amor, que es un tema universal, y en poes¨ªa casi un t¨®pico. ?Es m¨¢s arriesgado intentar escribir un buen poema de amor en el siglo XXI que adaptar a la poes¨ªa las nuevas realidades?
R. Cu¨¢nta m¨¢s tradici¨®n tiene un tema la responsabilidad es mayor, porque la literatura no puede repetirse. Ante un tema universal y omnipresente en la historia literaria como ¨¦se, yo creo que el reto y la necesidad de originalidad es mucho mayor. Pero los temas propios de una ¨¦poca, los que surgen de situaciones sociales o ideol¨®gicas espec¨ªficas de un momento determinado, tambi¨¦n tienen un reto, que es distinto pero no menos importante, como es empezar una nueva tradici¨®n.
P. Ha publicado Verano Ingl¨¦s tras un silencio de nueve a?os. ?No ten¨ªa nada que decir?
R. La poes¨ªa es algo que no se puede hacer por obligaci¨®n. Uno no se puede autoexigir una determinada producci¨®n, porque la poes¨ªa obedece a un conjunto de circunstancias que son involuntarias. Cuando esas circunstancias que obligan a una persona a hacerse unas preguntas no se dan durante un tiempo, no hay porqu¨¦ forzar la m¨¢quina ni escribir poes¨ªa. Es mejor, si se quiere, escribir otra cosa, como ensayos o estudios de investigaci¨®n o no escribir.
P. Ha dicho usted que la poes¨ªa vive un momento de madurez colectiva muy interesante. ?Fue quiz¨¢ eso lo que le impuls¨® a volver a escribir?
R. Soy demasiado veterano para que el clima me estimule. Yo no me refer¨ªa estrictamente a eso. Nadie es insensible al clima en el que vive ni a la acogida que tiene lo que hace, pero cuando uno lleva ya muchos a?os de ejercicio, tiene su propia inercia. Yo me refer¨ªa a que en este momento hay muchas est¨¦ticas distintas y cuatro generaciones vivas trabajando y escribiendo y todas ellas con poetas de inter¨¦s y con nociones literarias interesantes. Y por tanto, para alguien que se inicie en la poes¨ªa el panorama es muy rico, porque en cuanto a obra viva y en marcha, tiene un horizonte muy variado, y eso puede ser estimulante.
P. Usted ha regresado a la poes¨ªa con un libro en el que, dicen los cr¨ªticos, el culturalismo, que es una de sus caracter¨ªsticas de siempre, cede terreno al vitalismo. ?Acaso son conceptos incompatibles?
R. No, para m¨ª no lo son. En m¨ª funciona, de una manera natural y espont¨¢nea, un triple camino de gestaci¨®n de la poes¨ªa, que es, en primer lugar y como es l¨®gico, lo directamente personal. En segundo, lo reflexivo, el pensamiento, que no est¨¢ re?ido con la creatividad po¨¦tica como muchos creen. El tercer ingrediente son las referencias culturales que una persona tiene normalmente, porque la literatura y el arte son, al fin y al cabo, dep¨®sitos de experiencias y pensamientos y emociones de grandes personas y est¨¢n en relaci¨®n directa con lo que le puede suceder a cualquier persona en su vida real. Con estos tres elementos se fabrica un c¨®ctel espont¨¢neo en la imaginaci¨®n y en la sensibilidad, y es natural que esa combinaci¨®n se refleje en los textos escritos, si uno no se dedica a falsear la mezcla, si uno no se esfuerza voluntariamente por prescindir de esos elementos. Yo no me he esforzado nunca buscando oscuridad ni dificultad, ni accesibilidad ni difusi¨®n. Los mismos tres elementos que he tenido siempre desde que empec¨¦ a escribir desde hace 30 a?os est¨¢n en este libro. La proporci¨®n de cada ingrediente es lo que puede cambiar, pero la f¨®rmula no.
P. Usted es uno de los nueve nov¨ªsimos. ?Qu¨¦ le pareci¨® aquella etiqueta acu?ada por Jos¨¦ Mar¨ªa Castellet en 1970?
R. Aquello fue un manifiesto, una declaraci¨®n colectiva de principios y de la necesidad de cambiar la poes¨ªa espa?ola. Aquello estaba en el aire, se necesitaba una renovaci¨®n, y el momento fue el oportuno.
P. ?A la poes¨ªa actual le hace falta otros nov¨ªsimos?
R. Yo no lo puedo decir. De hecho, ya hubo otro cambio posterior al de los nov¨ªsimos. En los a?os ochenta, ya hubo otra generaci¨®n llamada as¨ª, la generaci¨®n de los ochenta, que ten¨ªa otros ideales est¨¦ticos y que, lo mismo que hicimos nosotros en los setenta, lo hicieron ellos con nosotros en los ochenta. Y eso es natural. No es un enfrentamiento personal, sino la evoluci¨®n l¨®gica de la literatura. Han pasado 20 a?os y es l¨®gico que la est¨¦tica de los ochenta vuelva a ser puesta en duda por los m¨¢s j¨®venes.
P. Hay un verso suyo que dice: "Pongo en palabras m¨ªseras / los ecos del poema que escribiste en el agua y en las nubes". Me sorprende que un poeta llame "m¨ªseras" a las palabras.
R. Las palabras siempre son m¨ªseras. Es imposible que, por medio de palabras, se pueda reconstruir completamente lo que la realidad, mientras se est¨¢ viviendo, aporta. Siempre la palabra es un eco, un recuerdo o un indicio de la realidad, pero nunca es capaz de contener la totalidad del contenido vivencial de las cosas.
P. Pero las palabras son herramientas de un poeta.
R. No hay m¨¢s que palabras y memoria, pero la memoria es incomunicable si no es a trav¨¦s de las palabras. Esa es la ventaja de la palabra, que puede comunicar, y la desventaja, que en la operaci¨®n de comunicar siempre se pierde algo que es intransferible e imposible de trasladar por medio de la lengua.
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