Fundaciones en espera

Al Gobierno del PP habr¨ªa que preguntarle a qu¨¦ ven¨ªan tantas prisas por introducir por la puerta de atr¨¢s de la Ley de Acompa?amiento de los Presupuestos del Estado de 1999 la regulaci¨®n legal de las fundaciones p¨²blicas sanitarias, con el obvio prop¨®sito de hurtar su debate al Parlamento. Apenas puesta en pr¨¢ctica la reforma, ha decidido paralizarla por sorpresa y sin explicar claramente, al igual que cuando la present¨®, los motivos reales de su cambio de actitud.La medida adoptada por el actual equipo del Ministerio de Sanidad puede explicarse, aunque s¨®lo muy parcialmente, por su apenas indisimulada aversi¨®n a los planes del anterior ministro, Romay Beccar¨ªa. Pero deben existir razones de m¨¢s peso para poner en cuarentena una reforma introducida deprisa y corriendo en el ordenamiento jur¨ªdico, sin debatirla en el Parlamento, de espaldas a los profesionales de la sanidad p¨²blica y sin una previa y clara definici¨®n del modelo sanitario que se pretend¨ªa establecer. A falta de las verdaderas razones, que habr¨ªan supuesto atribuir al Gobierno el fracaso de una medida presentada en su d¨ªa como la pieza maestra de la gran reforma sanitaria de los populares, los responsables del Insalud han dado un pretexto: la improcedencia de transformar los hospitales p¨²blicos en fundaciones mientras no se culmine el proceso de transferencias sanitarias a las 10 comunidades aut¨®nomas que todav¨ªa carecen de ellas.

Sin duda, puede ser razonable supeditar la conversi¨®n de los hospitales p¨²blicos en fundaciones al t¨¦rmino del proceso de transferencias sanitarias para no hipotecar la gesti¨®n futura de las comunidades en esta materia. Pero tambi¨¦n se defendi¨® como razonable el modelo contrario de Romay: implantar las fundaciones en la red hospitalaria p¨²blica antes de ceder la gesti¨®n del Insalud a las comunidades aut¨®nomas. De lo que se deduce que el Gobierno del PP -tanto sus actuales responsables sanitarios como los anteriores- no acaba de tener las ideas claras sobre el modelo de reforma que quiere implantar en la sanidad p¨²blica. Ello explica que, de entre las pol¨ªticas sectoriales del Gobierno, la m¨¢s ambigua sea la sanitaria, al tiempo que la menos debatida en el Parlamento.

El fiasco sobre la puesta en marcha de las fundaciones p¨²blicas deber¨ªa servir al Gobierno para una rectificaci¨®n a fondo de, al menos, las formas con que lleva a cabo su pol¨ªtica sanitaria. Nadie discute que la gesti¨®n del Sistema P¨²blico de Salud debe ser reformada, pero ese cambio debe de hacerse con el mayor acuerdo pol¨ªtico posible y, sobre todo, con propuestas claras, debatidas en el Parlamento y expuestas sin ambig¨¹edad a los ciudadanos. Es decir, todo lo contrario de lo que ha hecho el Gobierno del PP.