Lo que no suma, resta
Como en aquellas pel¨ªculas de Abbot y Costello que por el precio de una entrada te ofrec¨ªan juntos a Dr¨¢cula, el monstruo de Frankenstein, el Hombre Lobo y la Momia, La Primera de Televisi¨®n Espa?ola brinda los viernes por la noche, en el mismo espacio, a la plana mayor del humor espa?ol actual: Los Morancos, Paz Padilla, Ram¨®n Arang¨¹ena, Josema Yuste y Chiquito de la Calzada. Juntos y francamente revueltos. Y los resultados son como los de las citadas pel¨ªculas de Abbot y Costello: discutibles. Tal vez por aquello que dec¨ªa Hitchcock acerca del cine y que es perfectamente aplicable a El burladero: "Lo que no suma, resta".No basta con juntar a una serie de humoristas para que el resultado sea un programa coherente. Dejemos de lado la gracia que nos hagan sus protagonistas: aqu¨ª hay un problema de estructura o, m¨¢s bien, de falta de ella. Si hay un gui¨®n, lo cual no est¨¢ tan claro, todos parecen competir a ver qui¨¦n se lo salta con m¨¢s sa?a y qui¨¦n se las apa?a mejor para quitarle la palabra al de al lado y soltar sus chascarrillos. Pues en eso consiste El burladero: en una sarta de chistes de barra de bar, que van de lo levemente gracioso a lo simplemente siniestro, sin que nadie parezca intentar poner un poco de orden.
Esa misi¨®n, en teor¨ªa, le ha ca¨ªdo a Josema Yuste, pero si eso es moderar, que baje Jos¨¦ Luis Balb¨ªn y lo vea. Como la cosa dura m¨¢s de hora y media, llega un momento en que el espectador lo ¨²nico que puede hacer es esperar a que su humorista favorito tome la palabra.
Personalmente, no lo tuve f¨¢cil: Josema Yuste es un c¨®mico solvente que, dejado a su suerte, se limita a confiar en que los tacos consigan el efecto que no alcanzan sus chistes; a Paz Padilla, que sin duda es una persona simp¨¢tica y agradable, nunca he acabado de verle la gracia; Ram¨®n Arang¨¹ena se ha fabricado un personaje a lo Buster Keaton al que sus compa?eros apenas dejan hablar; Los Morancos hace a?os que me sacan de quicio, aunque, como aseguran mis amigos andaluces, como catal¨¢n estoy negado para entenderlos... lo cual no me impide troncharme con Chiquito de la Calzada, tal vez porque es el ¨²nico humorista espa?ol en posesi¨®n de una weltenschaaung delirante y contagiosa. Aunque sus chistes no tengan ninguna gracia, basta con verle moverse espasm¨®dicamente, inventarse idiomas o engarzar animaladas para soltar la carcajada.
No me qued¨® m¨¢s remedio que engancharme a ¨¦l para conseguir llegar hasta el final de El burladero, un programa que, en teor¨ªa, es una reflexi¨®n humor¨ªstica sobre la actualidad (de ah¨ª, tal vez, la presencia de Antonio Canales como entrevistado) y que, en la pr¨¢ctica, no es m¨¢s que un amasijo de chistes floj¨ªsimos a cargo de un grupo de humoristas a los que nadie se ha tomado la molestia de mantener m¨ªnimamente a raya. Adem¨¢s de la frase de Hitchcock, El burladero podr¨ªa contar tambi¨¦n con el famoso lema del conquistador Lope de Aguirre: "Cada uno para s¨ª y Dios contra todos".
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