Las tres M de la ciencia espa?ola
Cuentan de don Jos¨¦ Pich y Pon, concejal del Ayuntamiento de Barcelona por el partido de Lerroux y alcalde accidental en sus momentos, que, al ser preguntado sobre el secreto del buen gobierno, respondi¨® con una f¨®rmula magistral: "Las tres M: Ministrasi¨®n, Ministrasi¨®n y Ministrasi¨®n". No hace falta conocer catal¨¢n para identificar que a lo que refer¨ªa don Jos¨¦ era a la Administraci¨®n, es decir, a lo que hoy llamamos gesti¨®n. Tras los a?os de vacilaciones de los ¨²ltimos Gobiernos socialistas y tras diversas ideas que han ido formul¨¢ndose en los tiempos recientes, lo cierto es que el sistema publico de ciencia y tecnolog¨ªa espa?ol est¨¢ en un momento especialmente ca¨®tico y necesita que se le aplique una dosis importante de rigor en la gesti¨®n.En Espa?a los grupos de investigaci¨®n no tienen ninguna seguridad de tener los medios que les permiten realizar su trabajo. Se trata de un extra?o colectivo de funcionarios que deben buscar afanosamente los medios que les permitan trabajar lo m¨¢s posible. Ello quiere decir que dependen de las distintas convocatorias de proyectos, becas, infraestructura o convenios de cooperaci¨®n que convocan las distintas administraciones. Se trata de un sistema competitivo y homologable al de muchos pa¨ªses de nuestro entorno, al que se han adaptado profesores de universidad, investigadores p¨²blicos y de empresas. Si ocurre que las convocatorias se retrasan o no aparecen, el resultado es desastroso, y esto es lo que est¨¢ ocurriendo en los ¨²ltimos tiempos.
La convocatoria de proyectos de 1999 se public¨® con meses de retraso y todav¨ªa no se ha resuelto, haciendo que muchos grupos se queden sin proyecto durante meses, lo que implica no poder solicitar nada m¨¢s, ya que, por ejemplo, becas y contratos dependen de tener proyectos en marcha. Hace tres a?os que no han aparecido convocatorias de infraestructura, y de ellas dependen la renovaci¨®n y compra de instrumental. En el Plan Nacional de I+D se preve¨ªan nuevos tipos de contratos de personal que se esperan con impaciencia. Se preve¨ªan acciones prioritarias como una espec¨ªfica de gen¨®mica que parec¨ªa pobre de medios pero que no ha llegado ni a salir de los cajones del ministerio. Esta situaci¨®n comenz¨® antes de la creaci¨®n del Ministerio de Ciencia y Tecnolog¨ªa, y se entiende que los cambios en la estructura de ¨¦ste puedan explicar algunos de estos retrasos, pero la urgencia es grande.
Sin embargo, no todo es gesti¨®n. El sistema de ciencia y tecnolog¨ªa espa?ol est¨¢ a medio hacer, y adem¨¢s los tiempos cambian. Por tanto, dejar las tres M a la gesti¨®n puede ser excesivo. Deber¨ªamos incluir una segunda M que podr¨ªamos llamar iMaginaci¨®n. Es obvia la oportunidad que da el nuevo ministerio para plantearse una mejor coordinaci¨®n del sistema, reforzar los procedimientos de evaluaci¨®n, decidir el marco de la transferencia de tecnolog¨ªa y la creaci¨®n de nuevas empresas, crear una nueva carrera cient¨ªfica mediante contrataci¨®n laboral o para repensarse la funci¨®n del CSIC y los dem¨¢s OPI (organismos p¨²blicos de investigaci¨®n). Se ha perdido demasiado tiempo no afrontando ¨¦stos y otros temas estructurales que debilitan nuestro sistema de I+D, y ello necesita sin duda imaginaci¨®n y decisi¨®n.
Pero todo ello no tiene sentido sin la tercera M, que procede de una palabra universal: money. En esto, don Jos¨¦ Pich hubiera estado probablemente de acuerdo. A pesar de todas las declaraciones, el dinero no acaba de llegar a los fondos de investigaci¨®n competitiva. La experiencia cotidiana nos dice que los proyectos se recortan, el n¨²mero de becas disminuye y la infraestructura no aparece. No se puede gestionar bien ni reformar sin un aporte suficiente de dinero. Las desgravaciones para las empresas son importantes y positivas, pero el sistema p¨²blico es todav¨ªa d¨¦bil y est¨¢ financiado por debajo del nivel de subsistencia. Por tanto, gesti¨®n rigurosa del sistema, imaginaci¨®n en las reformas y dinero deber¨ªan ser prioritarias en la situaci¨®n actual. Esperemos que sin perder demasiado tiempo los responsables acierten o tengan los medios suficientes para acertar. Lo que se ha perdido por el camino son las tres M del se?or Pich y Pon, aunque ya se sabe que en esto de la lengua los catalanes no lo tienen muy claro.
Pere Puigdom¨¨nech es profesor de Investigaci¨®n del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas.
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