Per¨² se moviliza

La oposici¨®n peruana que encabeza Alejandro Toledo no ha encontrado otra salida que la de intentar movilizar a la ciudadan¨ªa contra las trampas de Alberto Fujimori, que no s¨®lo le rob¨® fraudulentamente las elecciones presidenciales en la primavera ¨²ltima, sino que se aferra al poder tras anunciar unas generales anticipadas. Hoy, con una marcha en Lima, empiezan las manifestaciones convocadas por los siete partidos que apoyan a Toledo. Aunque ser¨ªa deseable, no es nada seguro que las movilizaciones populares hagan caer al presidente en Lima como ocurri¨® en Belgrado. Tras el fraude electoral, los problemas de Fujimori se agudizaron al divulgarse un v¨ªdeo en el que se ve¨ªa al jefe de los servicios secretos y hombre fuerte del r¨¦gimen, Vladimiro Montesinos, comprar a un diputado opositor su pase a las filas de lo que iba a convertirse en mayor¨ªa oficial en virtud de estas trampas. Fujimori prometi¨® entonces -hace ya un mes- liquidar los servicios secretos y convocar elecciones anticipadas a las que no se presentar¨ªa. Pero todos los indicios se?alan que el r¨¦gimen, que reposa sobre el poder de los militares, busca perpetuarse. Montesinos est¨¢ en Panam¨¢, pendiente de una solicitud de asilo, pero no perseguido por nadie. A esa distancia, mantiene contactos reconocidos con un Fujimori que, como pronto, no dejar¨ªa el cargo hasta julio pr¨®ximo. El diputado corrupto del v¨ªdeo ha sido exonerado de toda culpa por la mayor¨ªa oficial en el Parlamento. Y, en contra de todo el esp¨ªritu reformista que hab¨ªa planeado sobre los pactos de la mesa de di¨¢logo patrocinada por la OEA (Organizaci¨®n de Estados Americanos), la legislatura no concluy¨® el pasado domingo, sino que se ha alargado hasta el 31 de octubre, lo que ha llevado a la suspensi¨®n de este foro de negociaciones. La salida de Fujimori es condici¨®n necesaria, aunque no suficiente, para que Per¨² inicie su transici¨®n hacia una plena democracia. Ahora bien, presionado por los militares y por su propio pasado autoritario, Fujimori no parece dispuesto a empezar a desmontar un r¨¦gimen que sigue controlando casi todos los resortes del poder. En tales condiciones, la apuesta de Toledo y la oposici¨®n de medirse con el poder oficial pac¨ªficamente en la calle resulta arriesgada. Hora es de una mayor presi¨®n de la comunidad internacional. Fujimori no puede seguir tomando el pelo a los peruanos y a los principios democr¨¢ticos.