Los escolares de M¨¢laga aprenden a considerar el insulto como una verdadera agresi¨®n Los expertos se?alan que tras el ataque verbal casi siempre viene el maltrato f¨ªsico
La agresi¨®n verbal forma parte de la vida escolar y del ambiente familiar sin que los ni?os tengan conciencia del da?o que hacen a sus v¨ªctimas. ?ste es el punto de partida de una iniciativa en M¨¢laga que, mediante un cuentacuentos y una exposici¨®n, alerta a los alumnos de primaria y secundaria de las consecuencias negativas del insulto y las vejaciones. Expertos como el profesor de la Universidad de M¨¢laga Juan Romero insisten en que muchas veces se hace hincapi¨¦ en el maltrato f¨ªsico y se olvida la violencia moral, que puede acarrear consecuencias muy graves en la formaci¨®n de la personalidad del ni?o.
Violencia psicol¨®gica
Un cuento nada convencional y su protagonista, Juul, un mu?eco de madera, es el n¨²cleo de esta iniciativa contra la violencia moral y el insulto de la Consejer¨ªa de Cultura de la Junta de Andaluc¨ªa. De hecho, son muchas las caras de asombro de los chicos al o¨ªr un cuento en el que no faltan alusiones escatol¨®gicas y en el que el protagonista ve cercenada su cabeza al final de la historia. Lorena Mar¨ªn, escritora y cuentacuentos que participa en esta actividad, asegura que los padres se asustan al leer el cuento por su dureza. Mar¨ªn explica que, tras la aspereza de la historia, se trata de poner un espejo delante del ni?o para que se percate de lo perjudicial del insulto, que en tant¨ªsimas ocasiones se permite en la escuela y el hogar.
Tras la puesta en escena comienza el trabajo con los chicos a los que la monitora pregunta si alguna vez han insultado y c¨®mo se sienten tras oir el cuento. Todos se muestran arrepentidos de cualquiera de las fechor¨ªas que hayan cometido en la escuela. Despu¨¦s de cambiar impresiones sobre experiencias propias, los alumnos participan en representaciones del dolor que siente el mu?eco de madera mediante juegos de expresi¨®n corporal y hablan sobre las magnitudes que alcanza el acoso psicol¨®gico en sus colegios y hogares. Lorena Mar¨ªn explica que los ni?os cuentan "aut¨¦nticas barbaridades", con maestros que tratan despectivamente a sus pupilos o familias -sobre todo hermanos- que se insultan continuamente.
La actividad, a la que asistir¨¢n unos 1.500 alumnos de primaria y secundaria concluir¨¢ el pr¨®ximo 17 de noviembre con la redacci¨®n de una carta desde el colegio en la que deben dirigirse a Juul. Durante la experiencia, la pr¨¢ctica totalidad de alumnos expresan en la misiva su "cari?o" al mu?eco de madera, seg¨²n Mar¨ªn, que advierte de que este primer paso de concienciaci¨®n debe ser reforzado por profesores y padres.
El profesor de Psicolog¨ªa de la Educaci¨®n de la Universidad de M¨¢laga, Juan Romero, explica que la agresi¨®n verbal es una forma de violencia psicol¨®gica y moral que, en muchas ocasiones, precede o acompa?a a otras formas m¨¢s graves de violencia, como es la f¨ªsica. El acoso verbal se manifiesta de diversas formas. Por un lado est¨¢n los insultos, el desprecio y el socavar la autoestima de la v¨ªctima, que muy pocas veces puede defenderse, ya que la agresi¨®n casi nunca la realiza un individuo, sino varios chicos amparados por la fuerza de un grupo que les cobija y les da poder.
Aunque aumenta el n¨²mero de ni?as, los objetivos de estas pr¨¢cticas suelen ser ni?os que generalmente son tomados por d¨¦biles o realmente lo son por tener deficiencias f¨ªsicas o por rasgos de su personalidad, al ser m¨¢s introvertidos o aislados. A veces la motivaci¨®n es el "puro odio" que se origina en el barrio donde viven, fuera del ¨¢mbito escolar. La v¨ªctima se ve realmente acosada y muchas veces el ni?o "prefiere que le den dos bofetadas" al maltrato psicol¨®gico continuado que se puede prolongar durante semanas.
El tratamiento, seg¨²n los especialistas, debe dirigirse tanto a la v¨ªctima como al agresor. El primero necesita apoyo y cobijo de sus compa?eros de clase para no sentirse desvinculado. Al acosador se le debe aislar y quitar el apoyo social que le sustenta, eso s¨ª, teniendo en cuenta la fragilidad de los ni?os.
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