Entregada al laboratorio
Una investigadora descubre la influencia de un gas en las enfermedades degenerativas
La investigaci¨®n, a decir de los que se dedican a ella, es una pasi¨®n in¨²til. Demasiados esfuerzos y sinsabores, siempre trabajando en estado precario, para que luego, aseguran la mayor¨ªa de cient¨ªficos, no se reconozca el trabajo. Y si adem¨¢s se es mujer, madre, profesora, m¨¦dica... investigar puede ser heroico.Elizabeth Pintado Sanju¨¢n (Pe?arroya, C¨®rdoba, 1951) investiga durante todo el tiempo que le deja libre su trabajo de profesora de Bioqu¨ªmica en la Universidad de Sevilla y de jefa de la misma especialidad en el hospital Macarena. Ella es una excepci¨®n en el mundo cient¨ªfico y, sin duda, muy h¨¢bil para sortear dificultades. Como investigadora es brillante. Acaba de descubrir un nueva funci¨®n del ¨®xido n¨ªtrico, un gas muy importante en la actividad celular que, en los ¨²ltimos a?os, ha dado pie a trabajos de investigaci¨®n fundamentales con los que cient¨ªficos americanos y europeos consiguieron el Premio Nobel de Medicina.
Lo que esta cordobesa ha descubierto en el ¨®xido n¨ªtrico muestra c¨®mo el citado gas reprime una serie de genes que, a su vez, bloquean ciertas actividades celulares con implicaciones directas en posibles manifestaciones cancer¨ªgenas y en enfermedades como el Parkinson y el Alzheimer.
A corto plazo, sus hallazgos no tendr¨¢n una repercusi¨®n positiva para la salud de la gente pero, "para el futuro", dice, prudente, la investigadora "estamos poniendo un grano de arena m¨¢s para la anhelada curaci¨®n del c¨¢ncer y de algunas enfermedades degenerativas".
Tres a?os han tardado esta bioqu¨ªmica y su equipo -Francisco Bedoya, Francisco Sobrino y el marroqu¨ª Abdelkrim Hmadcha- en confirmar los resultados de la investigaci¨®n. En diciembre pasado la revista Journal Experimental Medicine public¨® su trabajo, avalando con ello la calidad del mismo. Y hace dos d¨ªas, la Fundaci¨®n Valme, del hospital sevillano del mismo nombre, le otorg¨®, en su primera edici¨®n, el primer premio de Ciencias de la Salud, dotado con un mill¨®n de pesetas. "El dinero nos lo gastaremos en material para seguir investigando", dijo, enseguida, Pintado Sanju¨¢n.
Mujer de laboratorio, "le dedico todo el tiempo que puedo", aclara, no es muy dada a llamar la atenci¨®n. Tiene dos hijas gemelas, "ya mayores", precisa. Luego recuerda que ella, de ni?a, lo que quer¨ªa ser era matem¨¢tica, como lo es ahora una de sus hijas. Pero lo que de verdad le seduce es la ciencia. "El esp¨ªritu cient¨ªfico... Ser una persona cr¨ªtica y abierta y sentir curiosidad por las cosas".
No tiene pelos en la lengua Elizabeth cuando se trata de hablar del panorama investigador espa?ol. "Separar la Universidad de la investigaci¨®n, creando un Ministerio de Ciencia y Tecnolog¨ªa, que parece que va por otro camino, es una aberraci¨®n", dice. Luego comenta las condiciones penosas en las que trabajan los cient¨ªficos, lo mal pagados que est¨¢n, el poco respeto que les tiene la Administraci¨®n y la falta de espacio y de materiales que padecen; algo con lo que han de enfrentarse d¨ªa a d¨ªa.
Menos mal que "quitando de aqu¨ª y poniendo de all¨ª", dice Elizabeth, saca ratos para pasear por el campo y para leer a El¨ªas Cannetti y a Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez. Aunque el libro que m¨¢s le ha gustado en sus casi cincuenta a?os de vida es Pasi¨®n por las encimas, del premio Nobel de Medicina Arthur Komberc. ?Y qu¨¦ tienen las encimas que despiertan en usted tanta pasi¨®n? "La vida. Sin ellas, ¨¦sta no existir¨ªa".
As¨ª pues, el tema est¨¢ claro: Elizabeth Pintado Sanju¨¢n, que ha titulado su trabajo de investigaci¨®n Silenciamiento de genes por metilaci¨®n, inducido por la interleukina 1 beta, v¨ªa producci¨®n de ox¨ªgeno n¨ªtrico, en realidad, de lo que habla, y a lo que se est¨¢ dedicando, es a trabajar por la vida.
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