Un largo proceso jur¨ªdico que dej¨® inacabada la intervenci¨®n

El Teatro Romano de Sagunto fue declarado monumento nacional por el Real Decreto de 28 de agosto de 1986. Dos a?os antes, en 1984, el director general de Patrimonio de la Generalitat, Tom¨¤s Llorens, encargaba al arquitecto valenciano Manuel Portaceli el proyecto relativo a la restauraci¨®n y rehabilitaci¨®n del Teatro Romano de Sagunto y su entorno. En la elaboraci¨®n del plan se cont¨® tambi¨¦n con Giorgio Grassi, uno de los principales arquitectos italianos. La ejecuci¨®n de este proyecto pol¨¦mico provoc¨® el inicio de un largo proceso judicial impulsado por el militante popular y posteriormente diputado auton¨®mico Juan Marco Molines.En 1993, y cuando las obras del teatro estaban casi acabadas, el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana decret¨® la suspensi¨®n de las mismas, un auto que fue recurrido por la Generalitat y el Ayuntamiento de Sagunto, entonces todav¨ªa gobernados por los socialistas.

Poco despu¨¦s, en septiembre de 1995, el Consell, ya dirigido por el PP, decid¨ªa retirarse del pleito, seguro de que el Ayuntamiento mantendr¨ªa el recurso. La raz¨®n, seg¨²n recoge la propia sentencia del TSJ, fue que "el proyecto de restauraci¨®n y rehabilitaci¨®n consist¨ªa realmente en una obra que se asienta sobre las ruinas de un teatro romano y las oculta, trat¨¢ndose de una reconstrucci¨®n sobre las ruinas aut¨¦nticas, lo que supone, por lo tanto, una infracci¨®n de los l¨ªmites de la Ley de Patrimonio vigente".

El pasado a?o, el Tribunal Supremo ratific¨® la paralizaci¨®n de las obras ordenada por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana en 1993. Pese a todo, durante este tiempo, el teatro ha sido utilizado por la Generalitat y por el Ayuntamiento, tanto en gobiernos del PSPV como del PP, y se han incorporado al recinto mejoras temporales.