Autores e int¨¦rpretes de Hungr¨ªa
La Orquesta Filarm¨®nica Nacional, con diversos nombres, mantiene su brillante existencia desde 1923 y ahora nos ha visitado con su actual director musical, Zoltan Kocsis (Budapest, 1952), que no es otro que el formidable pianista que tantas veces hemos aplaudido, solo o a d¨²o con su colega y amigo Dezs? R¨¢mki (Budapest, 1951). Tampoco ha faltado ahora a la cita de su condisc¨ªpulo, hoy en un momento interesante de su carrera como director, para protagonizar el Concierto n? 2, de Bela Bartok, acaso el m¨¢s dif¨ªcil de los tres compuestos por el genial h¨²ngaro. Escrita en 1931 -el mismo a?o que los conciertos de Mauricio Ravel, con los que guarda cierta relaci¨®n-, esta obra supone la expresi¨®n alt¨ªsima y nada pintoresca de uno de los m¨¢s nobles nacionalismos musicales de Europa. En manos de Ranki, con la colaboraci¨®n desde la sustancia del pianista-director Kocsis, nos lleg¨® en toda su expresiva claridad, su variabilidad pian¨ªstica -desde lo cant¨¢bile a lo percutivo- y elevaci¨®n de formas e ideas. El triunfo fue de excepci¨®n.Antes, la orquesta y su director demostraron sus calidades flexibles en el Preludio a la siesta de un fauno, de Debussy, compositor que ejerci¨® sobre Bartok gran influencia durante todo un periodo y, por su parte, Kocsis hizo gala de su sabidur¨ªa orquestal en las instrumentaciones de tres piezas pian¨ªsticas bartokianas: la Fantas¨ªa II y el Scherzo (de Cuatro piezas, 1903) y una de las tres Burlescas, de 1910. En fin, la sesi¨®n y exhibici¨®n de la luminosa formaci¨®n sinf¨®nica terminaron con otra cara de Bartok, eminentemente folclor¨ªstica: la Suite de danzas, de 1923, compuesta para el cincuenta aniversario de la fusi¨®n de Buda y Pest. Ejemplo claro de la dosis de creatividad que cabe aplicar a un material tradicional investigado con erudici¨®n. La Marcha R¨¢k¨®czy, seg¨²n Berlioz, redonde¨® la significaci¨®n h¨²ngara de la tarde.
Babelia
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