Maltratada I+D
En el terreno de la investigaci¨®n y desarrollo no hay declaraci¨®n de los pol¨ªticos de turno que no subraye su importancia estrat¨¦gica, social y econ¨®mica para el futuro de nuestro pa¨ªs y que no contenga el firme prop¨®sito de solucionar una situaci¨®n hist¨®ricamente lamentable. Durante la d¨¦cada de los ochenta se hizo un esfuerzo apreciable en la mejora de presupuestos, procedimientos y programas de investigaci¨®n, aliviando parcialmente la situaci¨®n anterior, de claro subdesarrollo cient¨ªfico. Pero a principios de los noventa se produjo un retroceso como consecuencia de la crisis econ¨®mica de esos a?os y de la falta de decisi¨®n para perseverar, aun en un escenario econ¨®mico adverso. Se opt¨® por lo f¨¢cil, recortando los cap¨ªtulos que pod¨ªan crear menos contestaci¨®n social, a costa de interrumpir y da?ar el proceso iniciado.El Gobierno del PP declar¨® la investigaci¨®n como ¨¢rea de especial inter¨¦s y se comprometi¨® a fortalecerla hasta el punto de anticipar que el gasto total en I+D se duplicar¨ªa para acercarnos a las cifras que son normales en Europa. Pero tras las declaraciones deben venir los hechos, y m¨¢s concretamente los presupuestarios, y ah¨ª es donde este Gobierno no ha estado a la altura de las expectativas: en plena ¨¦poca de expansi¨®n econ¨®mica, la situaci¨®n sigue estancada, como demuestran los datos de la Oficina de Ciencia y Tecnolog¨ªa (OCYT).
No es un hecho nuevo que se incluyan algunas partidas destinadas al gasto en Defensa en los presupuestos de I+D, desvirtuando as¨ª en parte su significado, pero esa pr¨¢ctica ha adquirido especial dramatismo a partir de 1996. Hoy, del total supuestamente destinado a investigaci¨®n en los presupuestos de 2000, aproximadamente la mitad corresponde a gasto militar, seg¨²n la propia OCYT; bien en forma de subsidios a empresas que trabajan para la defensa, bien en forma de partidas destinadas a comprar equipamiento militar. Mientras, el gasto en genuina investigaci¨®n y desarrollo sigue, en t¨¦rminos reales, por debajo del correspondiente a finales de los ochenta y a una distancia sideral de la media europea. No est¨¢ claro si la amalgama de gastos de naturaleza distinta bajo el ep¨ªgrafe de I+D tiene como fin camuflar el estancamiento del apoyo real a la investigaci¨®n y aparentar que se est¨¢ cumpliendo el compromiso del Gobierno. Pero en todo caso no es una pr¨¢ctica habitual en otros pa¨ªses y no contribuye precisamente a clarificar la situaci¨®n de un ¨¢rea decisiva para el futuro.
La creaci¨®n del Ministerio de Ciencia y Tecnolog¨ªa fue recibida con esperanza por la mayor¨ªa de los investigadores. Parec¨ªa un gesto acorde con la importancia concedida a la investigaci¨®n, pero tambi¨¦n se esperaba que ese gesto tuviera consecuencias pr¨¢cticas. Cerca de seis meses despu¨¦s de su puesta en marcha, muchos investigadores se sienten decepcionados. No le falta raz¨®n al secretario de Estado de Pol¨ªtica Cient¨ªfica cuando endosa parte de su responsabilidad al anterior ministerio. Sus predecesores ya hab¨ªan incurrido en la pr¨¢ctica de inflar los presupuestos con gastos militares y fueron responsables de un cierto abandono del sistema de concesi¨®n y evaluaci¨®n de proyectos que, con todas sus limitaciones, ven¨ªa funcionando desde antes.
Hay que decir, en todo caso, que la creaci¨®n del nuevo ministerio ha agravado algunos de los problemas existentes, en particular los relacionados con el mecanismo de concesi¨®n y financiaci¨®n de proyectos de investigaci¨®n. Es claramente perceptible en su ministerio el desbarajuste en las convocatorias, en la resoluci¨®n de las solicitudes y en el libramiento de recursos en tiempo ¨²til, lo que sugiere una cierta improvisaci¨®n en su puesta en marcha. El anuncio hecho ayer por la ministra en Alburquerque, en el sentido de buscar el dinero preciso para un proyecto concreto que estaba a punto de perder la patente por la falta de medios, es un gesto pol¨ªtico inteligente y que demuestra capacidad de reflejos, pero a todas luces insuficiente. La actividad investigadora no es algo que pueda interrumpirse durante un tiempo a la espera de que se solucionen problemas financieros o de gesti¨®n. Los da?os suelen ser irreversibles y la recuperaci¨®n de la confianza, de los equipos, del ritmo de trabajo y de las oportunidades perdidas, extremadamente costosa.
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