Jaque a Terra M¨ªtica
D ebo confesar que las fuentes m¨¢s o menos fidedignas que me ha sido posible consultar no han modificado sustancialmente los datos divulgados acerca de cuanto acontece en Terra M¨ªtica, el parque tem¨¢tico de Benidorm, que al decir o escribir de algunos observadores dir¨ªase que atraviesa por una grave crisis econ¨®mica y de gesti¨®n. De darle cr¨¦dito a ciertos medios informativos de Catalu?a, con el concurso de alg¨²n portavoz socialista valenciano, podr¨ªamos pronosticar el cierre y liquidaci¨®n inmediata de estas instalaciones por incompetencia e imprevisi¨®n de sus gestores.Y evidentemente, no es as¨ª, por m¨¢s que ello suponga frustrarnos un comentario cr¨ªtico y acaso vitri¨®lico sobre la que viene siendo la joya l¨²dica de la corona del Gobierno popular auton¨®mico. Tampoco es ese nuestro empe?o, que s¨ª parece el de otros, consecuentes con la miserable ley no escrita, pero vigente por estos pagos, de que hay que cortar toda cabeza e iniciativa ajena. Y mucho m¨¢s si es la del adversario pol¨ªtico.
No es as¨ª, decimos, porque si damos por buenos los hechos y cifras conocidas no vemos motivo alguno para rasgarse las vestiduras. Verdad es que, tal a como nos tienen acostumbrados los jerifaltes del PP, el parque se inaugur¨® anticipadamente a su puesta a punto, ocasionando unos incidentes que, relatados con excesivo ¨¦nfasis, hicieron cundir la alarma. Verdad es, o tal se nos antoja, que la clientela no acude en la cuant¨ªa prevista, aunque bien mirado tampoco es un desfase espectacular que no se pueda enmendar con una campa?a de promoci¨®n acertada. Adem¨¢s, el cap¨ªtulo presupuestario no registra de ni de lejos los habituales sobrecostes en obras de este volumen. Si la desviaci¨®n no supera -como aseguran- el 7% o el 10% sobre los 45.000 millones invertidos habremos de convenir que se ha obrado un prodigio administrativo. Ya nos dar¨ªamos con un canto en los dientes si la Ciudad de las Artes y de las Ciencias arrojase estas magnitudes y sus responsables exhibiesen parecida diligencia.
Otra cosa es que, ejecutadas las obras y puesto en marcha este tinglado, se proceda a reajustar el organigrama y remover los cargos que cumplieron en una etapa y no han de estar dotados necesariamente para afrontar la siguiente, eminentemente comercial. Es una pr¨¢ctica habitual en las empresas y, como se sabe, hasta las revoluciones devoran a sus hijos. En ello se est¨¢ y no ha de chocarnos que as¨ª sea. Lo grave ser¨ªa que esta crisis -digamos cambio- se produzca ahora, cuando no hay problemas agudos ni motivos para pensar que se fall¨® en el planteamiento o que se err¨® al cuantificar el capital. Preg¨²ntesele a los accionistas si cualquiera de ellos quiere vender sus t¨ªtulos o ha perdido la confianza en el proyecto.
A tenor de lo divulgado -y no negado por las aludidas fuentes- ser¨¢ la firma Paramount el socio tecnol¨®gico encargado de que la fiesta no decaiga y de que se acreciente la clientela. Nadie como los americanos para exprimir estos negocios del entretenimiento. ?Qu¨¦ tal maridaje debi¨® ajustarse en los proleg¨®menos del invento? Pues probablemente, pero tampoco ser¨ªa una tragedia que compareciese ahora, tan solo tres meses despu¨¦s de comenzar a rodar. Lo peligroso ser¨ªa que no interesase a esa compa?¨ªa ni a ninguna otra de la especialidad. Aunque tampoco es previsible que desde?en un bomb¨®n tan goloso a poco que se les tienda el consabido puente de plata, pues el altruismo no figura entre los h¨¢bitos de estos industriales del ocio.
Y una anotaci¨®n final. Bueno ser¨ªa que la Generalitat, motor de esta iniciativa, se descolgase de la misma, cediendo la gesti¨®n y la responsabilidad a la empresa privada y al criterio de los profesionales. El Gobierno auton¨®mico ha cumplido ya su misi¨®n, se ha prendido la medalla y sobra su tutelaje. Su presencia, en adelante, no es m¨¢s que un vivero de susceptibilidades. Eso y que el capital recuperado, en un ejercicio austero como el que se prefigura, har¨¢ falta para tapar otros agujeros apremiantes.
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