FRANCISCO DE LA TORRE Un caballero brit¨¢nico
Acaba de recomponer su equipo de gobierno hace una semana, con cambios que hacen pensar que empieza a salir del s¨ªndrome de que "los votos de M¨¢laga son de Celia" y que ¨¦l est¨¢ ah¨ª gracias a su antecesora. Es hombre de decisiones lentas, que no le gusta faltar a nadie. Lo que permite que se le reproche ser un eterno dubitativo, al mismo tiempo que otros alaban su permanente af¨¢n por el consenso. Hay unanimidad, en todo caso, entre amigos y adversarios, en que Francisco de la Torre Prados, alcalde de M¨¢laga desde el 4 de mayo de este a?o, es un se?or "honrado y trabajador". Pero este hombre de apariencia gris, que est¨¢ a punto de cumplir los 58 a?os, tiene otras virtudes discretamente ocultas detr¨¢s de su timidez. Si se tratara de un personaje literario tendr¨ªa la tenacidad de Aureliano Buend¨ªa, porque promovi¨® innumerables aventuras pol¨ªticas y las perdi¨® casi todas. Fue un jovenc¨ªsimo presidente de la Diputaci¨®n y procurador en Cortes en 1971, cuando el franquismo estaba a punto de fenecer. Hay almas caritativas que rememoran su figura junto al caudillo y la corona de flores que port¨® a la catedral para los funerales por Franco en noviembre de 1975. Sin embargo, representantes de la izquierda malague?a defienden su talante dialogante y aperturista en esa ¨¦poca, en la que termin¨® por convertirse en la bestia negra de la derecha local m¨¢s reaccionaria.
Entretanto, apost¨® por el centro en la primera versi¨®n de Fraga, en Reforma Democr¨¢tica, pero dej¨® pasar el carro de Alianza Popular. Su inquietud social, de disc¨ªpulo juvenil del cardenal Herrera Oria, le llev¨® al Partido Socialdem¨®crata de Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, y a la Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico (UCD). Fue diputado en el Congreso en las legislaturas de 1977 y 1979. Pero la miel no le dur¨® mucho en los labios: la debacle ucedista de 1982 le deja sin cargo y con millones de pesetas en deudas. Pero el futuro alcalde malague?o sigui¨® botando barcos centristas. Se enrol¨® en la Operaci¨®n Roca, esta vez sin avalar letras para no desbordar su pasivo, e incluso -tras el batacazo del reformismo- se atrevi¨® a acercarse al CDS de Su¨¢rez.
Hay que establecer que tantas derrotas le desanimar¨ªan lo bastante como para que pasara unos a?os de tranquilidad como minucioso jefe del servicio de la Delegaci¨®n de Agricultura de la Junta en M¨¢laga. All¨ª tiene una an¨¦cdota que le retrata: Un conocido que vino a visitarle sali¨® de su despacho sin verle. Ante la insistencia de la secretaria volvi¨® a buscarle con m¨¢s ah¨ªnco y le encontr¨® detr¨¢s de unas monta?as de papeles que bordeaban su mesa. La visita le pregunt¨® si no era mejor clasificar todo ese ingente material y De la Torre le desafi¨® a que le pidiera cualquier documento, que encontraba siempre inmediatamente.
Pero como su vocaci¨®n era la que era, acept¨® encantado ser el ¨²ltimo de la lista del PP en las auton¨®micas de 1994 e ir de n¨²mero dos, detr¨¢s de Celia Villalobos en la candidatura municipal de 1995, que ser¨ªa a la postre su apuesta pol¨ªtica de ¨¦xito. Si De la Torre fuese un personaje b¨ªblico tendr¨ªa la paciencia de Job: porque ha aguantado con m¨¢s resignaci¨®n que ning¨²n otro el trato falt¨®n que la antigua alcaldesa dedicaba a sus concejales. A su car¨¢cter prudente y cerebral, De la Torre suma otro inconveniente, su exquisita educaci¨®n le impedir¨ªa increpar a una mujer, aunque fuera de pronto autoritario.
Si estuvi¨¦semos ante un personaje de pel¨ªcula, podr¨ªa tener el verbo f¨¢cil del Jefferson Smith que interpret¨® James Steward, que hablaba sin parar en el Senado estadounidense. En su ¨¦poca de diputado en el Congreso, cuando la UCD no ten¨ªa bastantes diputados para ganar una votaci¨®n, sacaban a De la Torre a la tribuna, para que discurseara el tiempo que fuera necesario hasta encontrar por despachos y barras de bar, a las suficientes se?or¨ªas. Y en la campa?a de 1994, en un d¨ªa en un mitin en C¨®mpeta asombr¨® a los paisanos hablando durante una hora de Maastricht y la moneda ¨²nica.
Este lado europe¨ªsta es menos conocido que sus haza?as locales, pero Francisco de la Torre es un andaluz viajado: tiene un excelente franc¨¦s cultivado durante su estancia en la Universidad de Rennes, en donde hizo un curso sobre Pol¨ªtica Regional. Aunque por su porte y maneras m¨¢s bien ser¨ªa un caballero brit¨¢nico. Incluso como pol¨ªtico tiene la rara virtud de estar siempre disponible para los periodistas, llueva o ventee. Una cualidad anglosajona o n¨®rdica, nada com¨²n en los pol¨ªticos latinos. Aunque su buena reputaci¨®n y su facilidad para sonrojarse en situaciones comprometidas le permiten en ocasiones "mentir con mucha compostura".
Se educ¨® en los Maristas de M¨¢laga y despu¨¦s estudi¨® ingeniero agr¨®nomo y ciencias sociales en el Madrid de los a?os 60. En el colegio mayor P¨ªo XII, fundado por Herrera Oria, coincidi¨® con futuros dirigentes pol¨ªticos de todas las tenencias. Incluso con el actual presidente del PNV Javier Arzallus. Su temple ha sido puesto a prueba en los ¨²ltimos meses. El terrorismo le ha golpeado por partida doble: este verano los pistoleros de ETA mataron uno de sus concejales, Jos¨¦ Mar¨ªa Mart¨ªn Carpena y hace unos d¨ªas a su cu?ado y amigo el fiscal Luis Portero. Acontecimientos que han descubierto a la opini¨®n p¨²blica la determinaci¨®n democr¨¢tica de este viejo corredor de fondo, que proporciona una imagen serena de la M¨¢laga actual, despu¨¦s de a?os de sobredosis de carisma populista.
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