La mujer mec¨¢nica
Han llegado -los del escenario- a la era en que es posible crear humanoides electr¨®nicos, y Andr¨¦s -Luis Merlo- ha conseguido una esposa cari?osa, atenta, sensual, dependiente de ¨¦l: no la soporta. La doctora que la fabric¨® cambia la programaci¨®n, y la nueva tampoco es satisfactoria.Pasa tres o cuatro veces, todo va mal: la doctora, en un momento de apuro, cambia al robot por su ayudante, en cuyo f¨ªsico se inspir¨® para la mujer mec¨¢nica -viejo personaje de operas, ballets, comedias, cuentos, narraciones...- y ¨¦sta es la que funciona: la verdadera, la mujer, que adem¨¢s se llama Eva: y la mu?eca llev¨® el nombre de Nora, que fue la protagonista de Casa de Mu?ecas de Ibsen: la primera que peg¨® un portazo a la casa del marido y de los hijos y se fue a la calle. Libre y moderna. Un ¨ªdolo del feminismo. S¨¦ que aqu¨ª hay un cruce de s¨ªmbolos y alusiones, pero los descifro mal porque mezclo mis propias intenciones, experiencias y cultura vieja. Nora es la mu?eca que escap¨® de la reducci¨®n de Casa de Mu?ecas, y todo est¨¢ relacionado con el t¨ªtulo de la obra y el nombre de la protagonista: ?que hace aqu¨ª convertida en servil y fastidiosa? Bueno, porque no hay mejor que la mujer cierta, verdadera: como siempre. Como Eva, cuyo es su nombre. O sea l'eternel femenin de tanta literatura del siglo.
Te quiero
.. mu?eca Autor: Ernesto Caballero. Int¨¦rpretes: Maribel Verd¨², Luis Merlo, Marisa Pino, Federico Celada, Aurora S¨¢nchez. Vestuario: Patricia Hitos. Iluminaci¨®n: Miguel Angel Palacios. Escenograf¨ªa: Gerardo Trotti. Direcci¨®n: Ernesto Caballero. Centro Cultural de la Villa de Madrid.
Dejando aparte s¨ªmbolos y alusiones, la tesis que parece ser cierta es que el hombre -el protagonista y el autor, por lo menos- prefiere a la mujer verdadera que la manipulada. All¨¢ ellos. Tambien le parece muy bien al p¨²blico (la vi el viernes, con espectadores que s¨®lo podr¨ªan considerarse j¨®venes con relaci¨®n a m¨ª, aunque yo me viera muy bien con respecto a otros) y les gust¨®.
Es, claro, una comedia para una actriz. Maribel Verd¨² hace los personajes de Nora, la artificial, y el de Eva, la natural: y cambia de car¨¢cter, de ademanes, de voz, con gran soltura. No tanto como para que uno no note demasiadas diferencias entre cada uno de sus personajes: a m¨ª me gustaban todas. Claro que yo soy proclive. Esta condici¨®n de la actriz aumenta la comercialidad de la obra, adem¨¢s de su nombre famoso y querido; el di¨¢logo es sencillo y muchas veces c¨®mico, un par de personajes son decididamente c¨®micos y hasta se aflige a uno de ellos con disfraces que parecen gracios¨ªsimos. En general todos lo hacen bien. Y est¨¢n bien dirigidos. El autor es el director, como deb¨ªa ser siempre, y en las dos cosas es bueno: muchas veces, mejor que en este caso aunque para un p¨²blico mas limitado que no le visitaba. No es un pecado abandonar salas solitarias, fr¨ªas y baratas para ir en busca de los espectadores. A m¨ª me gustar¨ªa, sobre todo, escribir novelas de amor.
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