Condenada la due?a de una maceta que cay¨® al vac¨ªo y mat¨® a una mujer
El viento fuerte y racheado y las macetas que adornan balcones se al¨ªan a veces para causar accidentes graves. En julio de 1989, una tormenta azot¨® la capital con vientos que soplaron a 77 kil¨®metros por hora. Ello provoc¨® que una maceta situada en un balc¨®n, a 25 metros de altura, se deshiciese de sus aros y cayese al vac¨ªo con tan mala suerte que golpe¨® en la cabeza de una mujer y le provoc¨® la muerte.
"Versi¨®n confusa"
La maceta impact¨® en la cabeza de la portera del bloque, Petra V. I. La mujer muri¨® casi en el acto v¨ªctima de un grave traumatismo. Ahora, diez a?os despu¨¦s de la tragedia, y tras la intervenci¨®n en este caso de tres instancias judiciales distintas -la penal, la laboral y, finalmente, la civil-, la Audiencia de Madrid ha condenado al pago de 10 millones de pesetas a la inquilina del piso, Herminia A. H., a los propietarios y a las compa?¨ªas aseguradoras del inmueble.
Determinar la responsabilidad del ¨®bito no ha sido f¨¢cil para los jueces. Uno de los tres magistrados de la Secci¨®n Trece de la Audiencia ha emitido incluso un voto particular contrario a la condena. Se plantea en su escrito hasta qu¨¦ punto cabe imputar el siniestro a la inquilina del piso, una mujer que entonces contaba 70 a?os de edad y que se vio desbordada por el fuerte viento que azot¨® ese d¨ªa la capital. En su opini¨®n, se trat¨® de un "caso fortuito", desgraciado, pero fortuito. "Si para una persona de cultura media a alta le habr¨ªa resultado dif¨ªcil conocer de antemano las caracter¨ªsticas meteorol¨®gicas de los meses de julio en Madrid, mucho menos se puede pedir ese conocimiento a una anciana de 70 a?os. Y lo que no es previsible no es evitable", razona el magistrado discrepante.
Sus compa?eros no s¨®lo no comparten esa reflexi¨®n, sino que, adem¨¢s, han elevado a 10 millones la indemnizaci¨®n (entonces, ocho millones) que en su d¨ªa impuso a la arrendataria, s¨®lo a ella, el Juzgado de Primera Instancia 58 de Madrid. Para garantizar que la familia de la v¨ªctima perciba esa cantidad, la Audiencia ha condenado, tambi¨¦n, a las aseguradoras del inmueble.
Los jueces aseguran que la capital sufri¨® esa semana fuertes tormentas, acompa?adas de vientos racheados, lo que debi¨® alentar a la inquilina a evitar el potencial peligro que supone dejar supendida en el aire una maceta sujeta a los hierros del balc¨®n mediante aros. Y lo que es peor, colgada sobre la calle.
La versi¨®n de la inquilina fue confusa. Ante el juez de instrucci¨®n (que archiv¨® el tema tras considerar que la ausencia de dolo y negligencia descartaba un delito), Herminia afirm¨® que las macetas las ten¨ªa en el balc¨®n, sujetadas con aros, pero no sobre la calle, sino hacia adentro. Tambi¨¦n refiri¨® que d¨ªas antes del siniestro ech¨® en falta precisamente la maceta homicida, y se defendi¨® alegando que la inesperada llegada del viento "le impidi¨® reaccionar a tiempo para retirarlas". Los jueces ven m¨¢s razonable que la maceta estuviese "metida en un aro de hierro sujeto al balc¨®n, pero hacia afuera, y que el aro deb¨ªa estar en malas condiciones (seguramente, muy oxidado por estar a la intemperie)". Sostienen que se rompi¨® por el empuje del viento, "dejando caer la maceta a plomo sobre la calle". Si la maceta hubiese estado hacia adentro, esa muerte se habr¨ªa evitado, razonan.
Convienen los jueces en que la racha de viento no fue sorpresiva: "No pueden considerarse imprevisibles tormentas en Madrid en el mes de julio con vientos de fuerza igual o superior a los 70 kil¨®metros por hora". "El Instituto Nacional de Meteorolog¨ªa pone de manifiesto que en los once a?os que van de 1986 a 1996, durante el mes de julio se han registrado rachas m¨¢ximas de viento con valores superiores a los 60 kil¨®metros por hora; uno de esos a?os, incluso se alcanzaron los 100 kil¨®metros".
La responsabilidad no es exclusiva de la inquilina; lo es tambi¨¦n de los propietarios del piso, coinciden los jueces. Entre sus obligaciones est¨¢ el advertir a la arrendataria, una mujer mayor, del riesgo que implica suspender con aros una maceta sobre la calle. Y debieron apercibirse de ese riesgo, puesto que la situaci¨®n de la maceta era perceptible desde el exterior del edificio. "Y no consta", se indica en la sentencia, "que hicieran lo que en su mano estaba para conjurar ese riego". La inculpaci¨®n de los propietarios es lo que ha permitido a la Audiencia extender tambi¨¦n la responsabilidad, para el pago de los 10 millones, a las aseguradoras del inmueble.
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